viernes, 28 de junio de 2013

El profesor universitario retó a sus alumnos

Postal del Señor

El profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta."
¿Dios hizo todo lo que existe?"

Un estudiante contestó valiente, "!Sí, lo hizo!"
"¿Dios hizo todo, caballero?" "Sí, señor," respondió el joven.
El profesor contestó, "Si Dios hizo todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo."

El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe Cristiana era un mito.
 


Otro estudiante levantó su mano y dijo, "¿Puedo hacer una pregunta, profesor?" "Por supuesto", respondió el profesor.

El joven se puso de pie y preguntó, "Profesor, ¿existe el frío?"

"¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?"

El muchacho respondió: "De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía. El calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los
cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor."

"Y, ¿existe la oscuridad?" Continuó el estudiante.

El profesor respondió: "Por supuesto." El estudiante contestó. "Nuevamente se equivoca, señor. La oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de
Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores de que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz.
¿Cómo puede saber cuán oscuro esta un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es asi? Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente."

Finalmente, el joven preguntó al profesor, "señor, ¿existe el mal?."

El profesor respondió, "Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio. Vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal."
A lo que el estudiante respondió, "El mal no existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz."

En el camino, vamos caminando iluminados y guiados por Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida....

 
 

Aparta de tu pecado tu vista

Aparta de tu pecado tu vista
Aparta de tu pecado tu vista
En el Salmo 51 le pedimos a Dios: "aparta de mi pecado tu vista". Se lo pedimos de corazón, pero no hemos de olvidar que también es posible que Dios nos susurre lleno de cariño: "aparta de tu pecado tu vista".

Duele haber cometido un pecado. Duele de un modo muy intenso cuando además hemos heridos a otros: a un familiar, a un amigo, a una persona que confió en nosotros.

Duele, porque cada pecado implica debilidad, cobardía, soberbia, pereza, esa autosuficiencia maldita que nos hizo olvidar nuestra pequeñez y nuestra bajeza. Duele especialmente porque hemos ofendido a un Dios tan bueno, tan cercano, que es Creador y, sobre todo, que es Padre.

Duele... y deja una herida profunda. Parecía que era fácil resistir, nos sentíamos tan seguros, nunca lo habíamos hecho antes. De repente, por sorpresa o poco a poco, llegó la caída, pecamos. Y creció en nosotros la pena, la rabia, la pesadez. Descubrimos la flaqueza de nuestra carne, la cobardía de nuestro espíritu. No somos ángeles: el pecado pone al descubierto toda la miseria humana.

Es cierto que Dios nos ha dado fuerzas para pedir perdón. Hemos buscado a un sacerdote, con humildad, y le presentamos el pecado. Desde entonces, sabemos que Dios nos perdona, que tras la absolución la vida empieza de nuevo. Pero...

Pero quedaba allá dentro una pena, volvíamos una y otra vez al recuerdo de aquella falta. Un extraño gusanillo interior nos carcomía, nos dejaba intranquilos. Si no hubiésemos pecado, si hubiésemos sido un poco más enérgicos...

Es entonces cuando miramos a Dios y le decimos: "aparta de mi pecado tu vista". Pero también es cuando Dios nos quisiera decir: "si ya te he perdonado, si ya te he dicho lo mucho que te quiero. ¿Por qué sufres, por qué abres la herida, por qué estás tanto tiempo recordando algo que Yo he olvidado? Te quiero mucho, no lo olvides. Recuerda que soy Dios y Padre, que amo a cada uno de mis hijos".

Sí, tenemos que abrir el corazón para escuchar, serenamente, con alegría, que Dios no lleva un registro indeleble en el que fije para siempre nuestras faltas. El pasado ha quedado atrás, como pasado, y no debe atarnos ni impedir el inicio de nuevos vuelos. Vivimos en un presente magnífico, en el tiempo de la misericordia.

"No te condeno", nos repite Cristo como le dijo a la mujer adúltera. "No te condeno. No mires tu pecado. Fíjate, más bien, en mi corazón amante, que te quiere con locura, que te desea paz y alegría, vida verdadera, misericordia eterna. Que te quiere en casa, en fiesta, como hijo amado".



  • P. Fernando Pascual LC
  • En medio de la enfermedad

    En medio de la enfermedad

    He pasado una semana enfermo, débil, sin ánimo para hacer cosas. Curiosamente, no he dejado de sentir la presencia amorosa de Dios.

    Tus fuerzas te abandonan y tú te abandonas ante su presencia soberana. Entonces surge Dios y dice: "No temas, Yo estoy contigo". Y todo cambia. Comprendes que hay un sentido para todo, incluso tu enfermedad.

    Por momentos, acostado, me trasladaba con mi mente a una capilla donde esta expuesto Jesús Sacramentado. Me detengo frente a Jesús y lo miro. Y le digo que lo quiero. "Eres mi mejor amigo, Señor". No hacemos más que eso. Pero me siento tan feliz de poder entregarle estos pequeños gestos de amor.

    Comprendo lo frágiles que somos los humanos y la grandeza de nuestro espíritu.

    Anoche, ocurrió algo significativo. Me dormí profundamente y dormido, en sueños, me puse a rezar. Entonces escuché la voz paternal de Dios que se preguntaba:
    "¿Qué haré contigo?"
    Yo, intuitivamente respondí:
    "Devolverme la salud".
    De pronto surgió una pregunta que me estremeció:
    "¿Y qué hiciste con la salud que te di?"

    Me vi entonces en un tranque vehicular gritándole al conductor de al lado... luego, molesto con una cajera que no me atendió a tiempo. Surgieron así, en cuestión de segundos, cientos de situaciones similares de las que me avergoncé.

    Sin dejar de amarme, Dios preguntó:
    "¿Amaste?"
    “Muy poco Señor”, reconocí, "creo que fui egoísta con el tiempo que me diste".
    "Está bien reconocerlo”, dijo con ternura… “Tendrás otra oportunidad. Ama y haz todo el bien que puedas".

    Entonces desperté.

    Algo pasó en ese sueño, que me llenó de esperanza.

    La gripe está cediendo y pronto volveré a salir. Pero esta vez seré diferente. Trataré de ver al prójimo como a mi hermano, y estaré más cerca de Dios: amando, ayudando al que pueda.
    Autor: Caludio de Castro



     

    miércoles, 26 de junio de 2013

    Pregunta de Cristo: ¿Quién soy para ti?

    Pregunta de Cristo: ¿Quién soy para ti?

    ¿Quién soy yo para ti?

    Me pregunta Cristo en el Evangelio de San Lucas, 9, 18-24. Hoy es jueves, Señor, y vengo ante ti porque hay una pregunta que tu hiciste un día, cuando estabas con tus amigos, con tus testigos, con tus discípulos.

    Una pregunta que me quema el alma y creo es...porque no tengo una respuesta muy clara, porque creo que todavía, a pesar de tener muchos años, a pesar de haberte recibido, primero perdonándome todos mis pecados en el Sacramento del Perdón y luego en la Comunión de la Eucaristía, a pesar de esos momentos en los que te he tenido tan cerca que "hasta te he podido tocar"...a pesar de tantas pruebas de tu infinito amor, inmerecido por supuesto, a pesar de todo eso, Jesús, ¡no se quién eres para mi!....

    ¡Qué pena, Señor, que no te pueda decir que eres para mi el Eje de mi vida, el Centro de mi existencia.... que eres el mejor de los regalos y el que gobierna todos mis actos y que POR ESO, se perdonar como tu pides, sin guardar ningún rencor, y que POR ESO , no miro a nadie con envidia, y que POR ESO, he sellado mis labios para la crítica y la murmuración y que POR ESO, he aprendido a mirar a todos los que están en mi entorno viendo en ellos, tu rostro, Señor...y que POR ESO, mi oración se ha convertido en una conversación amorosa y plena de corazón a corazón.

    POR ESO, hoy vengo ante ti, en la esperanza de rendir todo mi ser, a tu persona, a ti, que eres el Hijo de Dios, el Redentor del Mundo, el que siempre me está esperando... para que quede convencida, como un día te dijo Pedro:

    ¿Señor, a quién iremos? Tu solo tienes palabras de Vida Eterna. Juan, 6, 67.

    Jesús, solo tu puedes dar sentido a mi vida.
    Solo Tu.

    Ayúdame a quedar convencida plenamente, que contigo TODO y sin ti..... NADA.
    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net




     

    De corazón de piedra a corazón de carne

    De corazón de piedra a corazón de carne
    Golpes de la vida, traiciones, engaños, o simplemente el paso del tiempo, endurecen corazones, apagan entusiasmos, destruyen alegrías.

    A veces por culpa de otros, muchas otras veces por nuestra propia culpa, hemos dejado que el corazón empiece a secarse. Entonces nos hacemos insensibles a las penas del amigo, a las necesidades de familiares, a los problemas de quienes viven cerca o lejos, a los sufrimientos de Jesús en el Calvario.

    Caemos en esa dureza que nos lleva a juzgar, a condenar, a mirar con desprecio. Desconfiamos de los demás. Incluso al mirar al cielo, parece que tenemos para Dios más reproches que alabanzas.

    Es entonces cuando necesitamos acercarnos al Corazón de Cristo. Un Corazón lleno de amor al Padre y a los hombres. Un Corazón que vino no por los justos, sino por los pecadores. Un Corazón que siente pena profunda al ver a tantos hombres y mujeres perdidos, abandonados, solos, como ovejas que deambulan sin pastor (cf. Mt 9,36).

    Ese Corazón me enseñará a ver el mundo con ojos distintos. Quitará de mis ojos escamas de avaricia, y pondrá el brillo de la mirada luminosa de un niño que confía plenamente en su Padre. Quitará de mis arterias rencores que envenenan, y pondrá una sangre limpia y dispuesta a servir a los hermanos. Quitará de mi inteligencia cálculos retorcidos y egoístas, y me dará fuerzas para pensar en grande, con una mente como la del mismo Cristo.

    Ese Corazón me invitará a ser manso y humilde (cf. Mt 11,29). Manso ante quienes, tal vez con intenciones buenas (sólo Dios sabe lo que hay dentro de cada uno) me hacen daño, me insultan, me desprecian. Manso ante quienes son vengativos y llenos de odios hacia los demás o hacia mí. Manso ante quienes provocan con violencia y pueden ser vencidos con el bálsamo del perdón y de la acogida benévola.

    También me ayudará a ser humilde. Humilde para no desanimarme ante esas faltas que no llego a expulsar de mi alma. Humilde para no envidiar a quien va “delante” y parece vivir rodeado de triunfos, y para no despreciar a quien tal vez ha caído en un pecado que parece más grande que los míos. Humilde para reconocer que todos los dones vienen de Dios, que por mí mismo no puedo dar un solo paso en el camino de la gracia. Humilde para acudir, las veces que haga falta, al sacramento de la confesión, con lágrimas sinceras y con la confianza del hijo que busca a quien vino no para juzgar, sino para salvar (cf. Jn 12,47).

    Entonces será posible el milagro: dejaré que Jesús extirpe de mis entrañas ese corazón duro, de piedra, para darme un corazón de carne (cf. Ez 11,19; 36,26); un corazón revestido “de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia” (Col 3,12). Un corazón nuevo, que confía como un niño en el amor constante del Padre, que se deja levantar como oveja rescatada por el Hijo, que se inflama de gratitud y de esperanza en el Espíritu.
     
    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

    El Gran Camarógrafo

    El Gran Camarógrafo
    Me dijo alguien alguna vez que para comprender a una persona, había que descubrir “para quien es que está filmando”. La teoría de este hombre es que todos tenemos alguien que realmente nos importa, y que esa persona es como “un camarógrafo interior” que nos está capturando con su cámara todo el tiempo. Decía este hombre que si descubríamos cual era esa “cámara”, comprendíamos cual es el motor interior de ese individuo, lo que nos daría la capacidad de comprender su comportamiento, sus orientaciones y motivaciones personales.

    Una teoría bastante peculiar, sin dudas. Pero con los años comprendí que algo de razón tiene, ya que es evidente que no nos interesa la imagen que proyectamos ante todo el mundo por igual.

    Muchas personas se desesperan ante la imagen que de ellos tiene su jefe en el mundo laboral, a tal extremo que terminan haciendo una marioneta de si mismos. Nuestro superior jerárquico representa una cámara muy típica de la sociedad moderna, porque en esa “toma” tan particular de nuestra película se concentra muchas veces nuestra carrera profesional, así como el salario y la estabilidad laboral.

    Para muchos otros, el camarógrafo es su padre, o su madre, quizás ya fallecidos desde hace años. Quieren progresar y acumular méritos mundanos, con el anhelo manifestado en aquella frase: ¡si me vieran mis padres! Para otras personas es la esposa o el esposo la fuente de atención. El deseo de poder demostrar éxito laboral, o inteligencia, o méritos sociales, constituye muchas veces el motivador de los comportamientos.

    Sin embargo, algunas personas están tan llenas de vanidad que literalmente filman para todo el mundo, es decir que quieren lucir exitosas, inteligentes, bellas y socialmente aptas ante todo el que las rodea. Evidentemente que se transforman así en individuos vacíos de contenido, superficiales, sin profundidad ni capacidad de representar a un ser auténtico y fiel a una esencia sostenible en el tiempo. O sea, son personas “de plástico”.

    La importancia de saber para quien es que filmamos radica en comprender donde están puestos nuestros más profundos anhelos y motivaciones, donde está ubicado nuestro motor interior. El problema es que las más de las veces, ese motor está simplemente puesto en una ubicación errónea. Una definición amplia de lo que es la verdadera sabiduría debería llevarnos a comprender que nuestro único y verdadero camarógrafo interior, es Dios. ¿Acaso no es El quien nos contempla todo el tiempo con la lente del Amor?

    Jesús, nuestro Gran Camarógrafo, nos observa con una atención imposible de comprender por nosotros. Su Mirada es permanente, y personal. El nos estudia con ojos de Hermano, expectante de cada paso, cada bocanada de aire que infla nuestros pulmones, cada latir de nuestro corazón. El se entristece cuando encendemos un cigarrillo, se preocupa cuando comemos algo que nos puede hacer mal, se llena de amargura cuando decimos palabras que hieren. Y en particular, se llena de dolor cuando lo olvidamos y actuamos para otros camarógrafos, envaneciéndonos como pavos reales, o tratando de impresionar al “mundo”, imitando las propuestas que desde allí nos bombardean a diario.

    En nadie debemos poner nuestra confianza, porque no hay hombre ni mujer que pueda dejar de fallarnos en algún momento. Sólo en Dios debemos apoyarnos, porque El es nuestra única fuente de confianza. Es cierto que algunas personas representan en nuestra vida una ayuda importante para comprender y llegar a Dios, pero no es en ellas en quien debemos poner nuestra ultima confianza, sino en quien ellas representan, que es nuestro Buen Jesús.

    Pensemos en los santos que colman los altares de la Iglesia, ¿en quien pusieron ellos su confianza, sino en Dios? ¿Ante la mirada de quien actuaron ellos sus vidas, sino en la del Rey del Universo? ¿Quién fue su fuente de fortaleza en la adversidad, consuelo en el dolor, riqueza en la pobreza, alegría en la redención? Los santos pudieron amar, porque se liberaron de la preocupación del “que dirán”. No se desesperaron por lo que la gente pensara de ellos, sino que dedicaron su vida a amar a las personas como testimonio del infinito amor de Dios. Ellos son testigos del Amor de Dios, y es ese el mayor mérito que acumularon en sus almas.

    Las cámaras del mundo nos invitan a lucir exitosos, adinerados, inteligentes, poderosos, seductores, independientes. Mientras tanto, nuestro Jesús nos pide humildad, pequeñez, paciencia, fe y esperanza en el amor. Si, Jesús es nuestro Único Camarógrafo. No nos debemos preocupar ni afanar por lo que el mundo piense, pida o diga de nosotros, porque sólo Dios cuenta. Y si algo del mundo nos atrae o produce alegría, debe ser porque en ello, Dios se alegra también.
     
    Autor: Óscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org

    domingo, 23 de junio de 2013

    Oración al Espíritu Santo

    Espíritu Santo, Espíritu de Sabiduría, Tú, que todo lo conoces, que el conocimiento otorgas, que la sabiduría dominas, ilumíname, dame la capacidad de entender mi camino, de ser la persona que el Señor quiere que sea, y que la sabiduría empape cada una de mis acciones, mi diario vivir.

    Necesito de sabiduría para seguirte, Señor. Necesito de tu luz para entender tu Palabra y sobrepasar las pruebas que me impones día a día. Te pido, Espíritu Santo, a Ti, dador de conocimiento, que me regales solo un poco de entendimiento para lograr mis metas, para llegar a ser un mejor hijo del Altísimo.
    La sabiduría es uno de los dones más preciados que me podrías otorgar, oh Santo Espíritu, pues con ella podré sortear fácilmente los arrebatos de la vida y ayudar a los míos de la mejor manera. Quiero saber cómo llegar al camino de la Salvación, deseo proceder con acierto con mis hermanos, pretendo entender, aunque sea un poco, todo el conocimiento que has plasmado sobre las Escrituras.
    Ilumina con tu poderosa llama de sabiduría mi mente, Tú, más que nadie, sabes que todos tenemos la capacidad de obrar con inteligencia, que todos podemos llegar a cumplir nuestras metas, que cada uno de tus hijos tenenos la capacidad de alcanzar el entendimiento del mundo.
    Tú, que has iluminado la mente de grandes genios, que has otorgado la habilidad a muchos para predicar tu Palabra, te pido, con humildad, hagas descender sobre mi el fuego del entendimiento.

    sábado, 22 de junio de 2013

    SÁNAME SEÑOR


    SANTA MARÍA DEL CAMINO


    HOY HE VUELTO MADRE A RECORDAR


    entre tus manos musica catolica


    REFLEXIONES CATOLICAS AYUDAME A SER FUERTE


    La indisoluble unión de Jesús y María

    La indisoluble unión de Jesús y María

    En los Evangelios queda muy claro que María, con absoluta humildad, ha dejado TODO el lugar para que sea Su Hijo Dios quien nos regale con Su Vida y Su Palabra, el ejemplo y el testimonio necesarios para entender como tenemos que vivir nuestra vida. Por eso es que hay tan escasas referencias a la Madre de Dios en las escrituras.

    ¿Porqué entonces María ha acentuado en los últimos siglos su influencia sobre nosotros, con sus diversas apariciones y manifestaciones?. ¿Porqué éste cambio, frente a la reducida participación directa que Ella tiene en las Escrituras?.

    La clave está en la Santa Biblia: desde el Génesis al Apocalipsis (del inicio al fin de las Escrituras) se hace permanente referencia a la Mujer que vencerá a la serpiente antigua, al dragón. Parece muy claro que en el plan de Dios María es una puerta fundamental en el camino de lucha contra el mal que invade al mundo. Mientras satán lucha por arrancarnos de nuestro destino de realeza, como hijos legítimos del Padre, es un misterio el porqué es una Criatura “asunta” al Reino de los Cielos (por el poder de Dios) quien debe liderar semejante batalla.

    Es que Jesús y María están unidos en el plan celestial desde el mismo Fíat de la Creación.

    Jesús es Dios hecho hombre, mostrándonos cómo debe ser vivida la vida, como ejemplo supremo a imitar. El nos redimió con Su muerte en la Cruz. Y con Su Resurrección, nos reafirmó en la esperanza de la vida eterna, derrotando al mal.

    María, entregada desde su propia Inmaculada Concepción a la Voluntad de Dios, venció al mal manteniéndose pura en su paso por la vida de criatura. Así, lo que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso terrenal (obedecer a la Voluntad de Dios) lo logra María, como señal de triunfo en la entrega de la Criatura al querer del Dios Creador.
    Así María es la Criatura perfecta que nos muestra como desde un origen humano, se llega a vivir una vida de total entrega a la Voluntad de Dios, derrotando al mal.

    Ambos, inseparablemente, nos muestran un lado Divino que da testimonio de nuestra Realeza como hijos de Dios, y un lado humano a través del cual debemos encontrar el sendero de regreso a la Patria Celestial. Nos muestran como derrotar al mal.

    No hay que olvidar que después de la Ascensión de Cristo, María tuvo un liderazgo poco visible pero efectivo sobre los apóstoles. Después del Cenáculo, cuando descendió el Espíritu Santo, todos quedaron unidos en la nueva Iglesia alrededor de la figura de la Madre de Dios. ¡Como no estarlo!.

    Como nos recomendó San Luis de Montfort: nosotros debemos ser los apóstoles de estos tiempos.

    No nos sorprendamos entonces de ver a Jesús y María indisolublemente unidos y activamente presentes en estos tiempos. Y tampoco de ver a María como incansable trabajadora, ya que Ella es, por mandato Celestial, Capitana del Ejército de Luz en la lucha contra las tinieblas que intentan oscurecer los corazones.

    María es nuestra embajadora ante la Santísima Trinidad. Es nuestra intercesora y abogada, defensora de nuestras almas, tolerante frente a nuestras debilidades, Madre de la Misericordia.

    Jesús es Dios, pero desde su lado humano: ¿Cómo puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?.
     
    Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org

    jueves, 20 de junio de 2013

    ¿Cuál es el poder de la oración ante la Eucaristía?

    ¿Cuál es el poder de la oración ante la Eucaristía?

    El sol ilumina, calienta, ejerce atracción sobre los planetas, es el centro del sistema solar. Me gusta imaginar a Cristo Eucaristía como un sol. La eucaristía es signo de la presencia viva del Resucitado.

    Las custodias donde se expone el Santísimo Sacramento tienen forma de sol, la mayoría de las veces. En casa, aquí en Roma, tenemos adoración eucarística todos los días; la custodia es grande, como un sol, según se ve aquí en la foto.

    Estar allí “expuestos al Sol”, frente a Él, es escuchar que te dice: “He venido a traer fuego a la tierra y qué quiero sino que arda” (Lc 12, 49).

    En la órbita del Sol Eucarístico

    En momentos de fuerte sufrimiento moral, de soledad, duda o confusión, la mayoría de nosotros, si no todos, sentimos una atracción especial hacia Cristo Eucaristía. Y es que Cristo está allí realmente presente en el Sagrario y como Dios que es, nos conoce y nos llama.

    Para eso se quedó con nosotros, para ser compañero de camino, consuelo, alimento, luz y guía. La experiencia nos demuestra cómo después de esas visitas al Santísimo salimos de la capilla en paz. Tantas veces llegamos con el espíritu descompuesto y rebelde y después de quince minutos frente a Él recobramos la paz. No hicimos nada, simplemente estuvimos en su presencia, “expuestos al Sol”. Y Él hizo su labor. Sólo necesitaba tenernos delante, rendidos con fe en su presencia, como la hemorroísa: “Con que toque la orla de tu manto quedaré sana…” (cf Mt 9,21). No es magia, es la fuerza transformante del amor de Dios.

    En muchos libros y predicaciones, al hablar de la unión con Dios y de la búsqueda de la perfección, se insiste en los medios que el hombre debe poner para lograr progreso espiritual: los actos de piedad, los ejercicios espirituales, los métodos de oración, etc. y da la impresión de que la acción de Dios se deja en segundo lugar. Pero el progreso en la oración es gracia, don de Dios. La acción principal es la que pone Dios. El “espíritu que da vida” (1 Cor 15,49) es Él, y a Él lo recibimos por los sacramentos que son la fuente de la vida espiritual.

    Alimento espiritual

    Al comer, el sistema digestivo transforma el alimento en nuestro mismo cuerpo. En el caso de la Eucaristía, al recibirla como alimento es Cristo quien nos transforma en sí mismo. Nos va haciendo como Él.

    Para hablarnos de la unión con Él, Cristo nos propone la parábola de la vid y los sarmientos (cf Jn 15, 1-8) Para visualizar la imagen, ayudan los iconos que representan esta parábola. Se ve cómo la cepa, que es Cristo, alimenta los sarmientos con su savia. Esa savia, energía o vida que nos transmite la hostia consagrada lo hace en virtud de la presencia real de Cristo en ella, en cuerpo, alma y divinidad. Allí está Cristo entero escondido con todo su poder de Dios. (cf. Catecismo 1374)

    Cuando comemos su cuerpo y bebemos su sangre, crece su presencia espiritual en nosotros, el amor va creciendo, nos va transformando y modelando, haciéndonos más y más semejantes a Él, manteniéndonos en vida espiritual.

    La Eucaristía es vida, es “el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6, 51) “Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre no tendréis vida en vosotros” (Jn 6,54). “Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre mora en mí y yo en él (Jn 6,56-57).

    Cuanto más nos expongamos al calor del Sol, mejor

    El maestro de oración es Cristo, aquel a quien buscamos en la oración es a Cristo. Por eso, si queremos mejorar nuestra comunicación con Dios lo mejor que podemos hacer es frecuentar a Cristo Eucaristía, visitarle y recibir la comunión. Hacer la meditación diaria en su presencia es excelente opción. Y así, poco a poco, será más grande nuestra unión con Él, toda nuestra persona se irá modelando conforme a Su imagen. Este es el poder de la oración ante Cristo Eucaristía.

    “Podría decirse que la vida eucarística conduce a una transformación de toda la sensibilidad, permitiendo la aparición de los sentidos espirituales: la vista se transforma por la contemplación, el gusto se hace capaz de percibir las realidades espirituales y la dulzura de Dios, el olfato siente el aroma de la divinidad.” (cfr. Teología espiritual, Charles André Bernard)

    Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com

    Él, estaba triste...


    Él, estaba triste...

    Era de la semana, día jueves, pero ya era de noche y la luna paseaba en la inmensidad del cielo, sola y plena...

    Un grupo de hombres, compañeros, amigos, estaban reunidos con su Señor, con el Maestro. Era el tiempo de la Pascua, comienzo de primavera.

    Animados, platicaban en la cena. Comían y bebían cuando se hizo el silencio y lo miraron. Tenía entre sus manos un pan, estaba de pie...su rostro era de una solemnidad que impresionaba y todos vieron sus ojos que ya jamás podrían olvidar llenos de amor, de ternura, pero también de algo más, húmedos por las lágrimas que no llegaban a derramarse, piedad profunda, entrega en plenitud y tristes. Él, estaba triste...

    Partió el pan de aquella manera tan especial que ellos ya conocían, pronunció la bendición y habló. Su voz se oyó en el impresionante silencio que se había hecho y dijo:- Tomad, este es mi cuerpo (Marcos 14,22).

    Al terminar la cena, Él volvió a ponerse de pie, tomó una copa, la levantó y todos sintieron que los amaba profundamente, pero Él estaba pálido y triste, lo bendijo, bebieron todos de el, y volvió a decir: Bebed todos de él, porque esta es mi sangre de la Alianza, que va a ser derramada por muchos para perdón de los pecados (Mateo,26-27,28).

    No entendieron entonces... Fue después cuando uno a uno fueron muriendo para dar testimonio de haber sido testigos de ese inolvidable y grandioso momento.

    Pero no todos. Había uno que bajó los ojos cuando sintió que el Maestro lo miraba... no pudo soportar aquella mirada llena de amor y tristeza. Algo le estaba quemando en las entrañas... y se fue .

    A si quedó instituido EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA, el más grande Misterio de Amor.

    La Iglesia está llena de personas. Llena de fieles que cumplen con el Tercer Mandamiento de la Ley de Dios. Es domingo, es la Misa del Día del Señor.

    Ha pasado ya una parte del principio de la liturgia de la Misa y en este momento, al igual que hace más de dos mil años, Tu, Señor vuelves a ofrecerte al Padre y decides quedarte entre nosotros en ese pan y en ese vino que son tu Cuerpo y tu Sangre.

    No es un simple recuerdo, Tu lo pediste: Haced esto en memoria mía (Lucas, 22-19).
    Y vuelves a estar ahí... El altar está rodeado de ángeles, no los vemos, pero están. Una vez más se realiza, no como recuerdo, sino tan verdaderamente como "aquella noche" ya tan lejana y al mismo tiempo tan actual y tan presente.

    Por eso, cuando el sacerdote eleva la Sagrada Hostia vuelve haber un misterioso y reverente silencio... puede que haya un suave susurro de voces que digan: "Señor mío y Dios mío". Luego el copón con el vino que ya es la Sangre de Cristo , igual que entonces... y yo con el alma arrodillada digo: "Creo, Señor, pero aumenta mi fe". Y vuelvo a pensar en aquellos momentos y que Tu, estabas triste... Pero también se, que cuando lo reciba tomando su Cuerpo y su Sangre y le diga: "Te amo"...tendré el regalo de su sonrisa.

    Autor: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net

    Con Maria y José, en la Elevación

    Con Maria y José, en la Elevación
    El sacerdote, durante la Misa, alza sus manos sosteniendo en alto a Jesús Eucaristía.

    Es la Elevación

    Y mi corazón te contempla a su derecha, María Santísima, sosteniendo amorosamente su brazo, en tanto que San José se halla a su izquierda.

    Ambos, con infinita delicadeza y suave firmeza, ayudan al sacerdote al sostener al Niño…

    - ¿Al Niño, Madre?

    - Si hija mía- respondes a mi alma sin soltar tu preciosa carga- el Niño...

    José no aparta la mirada de las manos del sacerdote. Ambos son perfectos custodios del Hijo amado.

    - Dime, Madre, pues no comprendo ¿Por qué Tu y José ayudan al sacerdote a sostener la Hostia?

    Tu manto con piedritas bordadas se ilumina de repente:

    - ¿Sabes hija? En cada Elevación vuelven a mi alma aquellos recuerdos de Belén, cuando José y yo tomábamos al pequeño Jesús en brazos. Le alzábamos alto y le contemplábamos… con infinito amor, con serena admiración. Por eso es que, José y yo, nos acercamos al sacerdote en cada Elevación, para volver a abrazar a Jesús.

    Las manos consagradas del sacerdote sostienen delicadamente al Niño.

    Si, un Divino Niño que parece pan, pero los ojos de mi alma ven más allá de su apariencia. Esas manos consagradas sostienen a Jesús con la misma delicadeza que José y María lo hacían en los días de Belén.

    Las manos santas y las consagradas se han unido, se han mezclado, prodigando al pequeño, las mas suaves caricias.


    Y mi alma te entrega la pregunta.

    - ¿Belén? ¿Belén en la Elevación, Señora mía?

    - Si hija, Belén, José y yo alzando al Niño

    Y la Parroquia se transporta toda a la cueva de Belén

    Tu, Madre junto a tu esposo, toman delicadamente a Jesús bebe y lo van elevando para que lo vean los pastores. Luego dejan al Niño en manos del sacerdote, quien pronuncia la magnifica invitación:

    "Dichosos los invitados a la Cena del Señor"

    Y sé que no soy digna, Señor, de que entres en mi casa, pero una sola palabra Tuya bastara para sanarme.

    Es tiempo de comunión. Es tiempo de abrazo.

    Sales majestuosamente del humilde copón y vas nombrándonos, a todos, uno a uno.

    Y eres Niño, y eres Hombre... y eres mi Dios…

    Te entregas en un abrazo perfecto, único, irrepetible.

    Así, entre parroquianos y pastores, te llegas a mi alma.

    Vuelvo lentamente al banco de la parroquia y te suplico, Señora mía:

    - Sostenlo, Madre, sostenlo en mi corazón con esa delicadeza que solo Tus manos tienen. Sostenlo y dile que le amo. Tus palabras llegan a Su Corazón más puras que las mías…

    Maestra del alma, gracias... Gracias por hacerme conocer este pequeño gran secreto de amor. Gracias por ayudar a cada sacerdote a sostener al Niño.

    Ahora viviré plenamente cada Elevación, porque tu generoso Corazón descorrió, para mí, un poquito, el velo que cubre el más profundo de los misterios: La Eucaristía.

    Niño de brazos tiernos y perfume de pan. Pan que llega a mi alma con el acompasado latido del Sagrado Corazón de Jesús.



    Amiga mía, amigo mío que lees este pequeño relato de amor. Espero que tu alma se inunde de gozo al contemplar, en cada Misa, este sencillo pero profundo gesto. La Elevación. Aunque tus ojos vean solo las manos del sacerdote, tu corazón sabrá, que otras Manos sostienen tan preciosa carga, desde la eternidad.



    NOTA de la autora: Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna.
     
    Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net

    lunes, 17 de junio de 2013

    No se puede amar si no se conoce

    No se puede amar si no se conoce
    Debemos conocernos bien para amarnos mejor.
    Debemos valorar la importancia de estar en una familia donde cada día nos conocemos más y por ello nos amamos más; así nace la autentica comunidad de amor.
    Así nace la unidad familiar con variados matices y formas de ser.
    Todos se enriquecen con lo que todos son y ello será el fruto de un clima de diálogo frecuente y sincero.
    Ello será fruto del esfuerzo de haber encontrado caminos para provocar, desarrollar y profundizar un diálogo que nos ha llevado a conocernos mejor para amarnos mejor.

    Integrar es ensamblar distintas formas de ser para formar una unidad.
    Desintegrar es separar esas distintas cualidades, destruyendo la unidad.

    Se puede ser una familia sin formar una unidad.
    Se puede compartir el domicilio y también el apellido, y aprovecharse de un sin fin de cosas que brinda una casa --ropa limpia, comida, un techo, etc.-- y, sin embargo, vivir como islas sin esforzarse para que la personalidad de cada uno, formen un nosotros familiar.

    Podemos estar ignorando lo más importante de una persona a quien se ve a todas horas. Podemos estar físicamente cerca y no tener una comunicación que nos haga conocer el ser profundo del otro.
    Todos queremos tener una familia unidad, pero no todos lo logramos.

    Veamos las diversas realidades de las familias que nos rodean:

    -- Unas son familias unidas, donde los problemas se resuelven con amor, comprensión y respeto.
    -- En otras hay un gran deseo de integrarse, pero no parecen capaces de superar los problemas que impiden esa unión.
    -- Otras familias, a fuerza de conflictos y desilusiones, han perdido el deseo o la esperanza de integrarse, pero continúan juntas por no desamparar a los hijos o por temor a vivir los problemas de una separación.
    -- Hay familias que, después de aguantar juntas la época del crecimiento de los hijos, terminan separándose.
    -- Otras ya se deshacen cuando los hijos son aun pequeños.
    -- Hay también familias en las que el padre está ausente y esa mujer tiene que ser padre y madre a la vez.

    ¿Cuales de estas situaciones describe mejor la familia que nos toca vivir?
    ¿La familia en la cual estamos viviendo?

    Todas las familias nacen con la ilusión y el propósito de ser felices.
    La gran mayoría hacen esfuerzos para que su hogar sea un éxito.
    ¿Por qué, entonces, hay tantos fracasos?

    No hay matrimonio, ni familia que no tenga que vivir crisis.

    Lo primero que una crisis pone a prueba es la paciencia. Porque es lo primero que queremos: que se acabe pronto. Pero un corazón paciente rara vez se equivoca.
    Las crisis prueban nuestras resistencias. Demandan fortaleza. Por ello son beneficiosas. “Tener que resistir es más saludable que no tener que resistir nada ─enseñaba Víctor Frankl. De hecho, el hastío causa hoy más problemas que la tensión y, desde luego, lleva más casos a la consulta del psiquiatra”.

    Las crisis prueban la prudencia. No es fácil saber qué hacer, qué decir, cómo comportarse
    Las crisis prueban la humildad. No rara vez son marginadoras y humillantes. “La prosperidad hace amigos, la adversidad los prueba”, dice un anónimo

    Las crisis prueban nuestra fe. Son sinónimo de inestabilidad, inseguridad e incertidumbre. Pero la fe es compatible con las situaciones más adversas. “Creer es ser capaz de soportar dudas”, decía Newman. Ahora bien, la fe no se improvisa. Muchas crisis al inicio tampoco tienen nombre. Pero con el tiempo corroboran nuestra fe. Lo intuyó Lacordaire: “La adversidad descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir”.

    Las crisis prueban la austeridad. Nos obligan “a bajarle” y a agudizar el sentido de lo esencial.
    Porque, decía Renan, “los golpes de la adversidad pueden ser amargos, pero nunca estériles”.

    Las causas de desintegración familiar pueden ser internas o externas.

    En las externas pueden surgir de una extrema pobreza económica con el gran peso que tiene en la vida humana esta circunstancia.
    También en la otra punta puede ser un ambiente de excesiva riqueza que facilita influencias dañinas del ambiente.

    Hoy nos centraremos en algunas de las causas internas.

    -- Vivir una actitud irreal con exceso de romanticismo.
    Creer que para ser feliz basta desearlo. No ver la unidad como una meta a lograr. Vivir pensando que esta integración es algo que nos caerá del cielo o que los demás la harán, sin poner de nuestra parte un esfuerzo constante.

    -- Inmadurez emocional. Esperar la perfección en los demás mientras pretendemos que nos acepten como somos, sin hacer gran cosa por superarnos. Dejarnos llevar por los sentimientos en forma exagerada, como son la ira, la tristeza, el entusiasmo o la decepción sin fijarnos en el efecto que produce en los demás mi actitud desenfrenada.

    -- Egoísmo. Vivir para nuestros intereses o gustos individuales, no teniendo en cuenta la comunidad familiar. Poner a los otros, cónyuge, hijos, hermanos, padres, en función de nosotros mismos, de nuestra conveniencia.

    -- Actitudes de superioridad. Enorgullecerse de la propia virtud, de la capacidad de trabajo que se tiene, alardear de la propia inteligencia, etc. Y considerar que los otros no están a tu nivel.

    -- Vicios como pueden ser el alcoholismo, la pereza, mal carácter, ser irresponsable.

    -- Indiferencia religiosa. Dejarse absorber en su totalidad por actitudes materialistas sin dejar espacio para lo espiritual. Con actitudes agresivas o irónicas hacía el otro u otros por su religiosidad.

    -- Permitir que la influencia de terceras personas desuna la familia.

    -- Actitudes dominantes. Pretender que el cónyuge, los hijos o los padres hagan lo que uno desea. Pensar y decidir por los demás. Que amistades hay que tener, que estudios deben seguir sus hijos, disponer en que se debe gastar el dinero, sin tener en cuenta otras opiniones.

    -- Dejarse absorber demasiado por el trabajo, no solamente el trabajo fuera de casa, sino también el doméstico y quitarle tiempo a la convivencia.
    Vivir absorbido en ganar y ganar, simplemente para juntar cosas en vez de disfrutar en familia lo que se va logrando. Vivir absorbido en tener una casa impecable pero que no se usa, que no se disfruta.

    -- Incapacidad para demostrar cariño. Dar la impresión de que se está cumpliendo con un deber hacía los hijos, los hermanos, el cónyuge o los padres, en vez de hacerles sentir que son amados e importantes y necesarios.

    Todas estas actitudes producen desintegración familiar.

    Pero, ¿por qué razón actúan así las personas? Actúan así porque les falta desarrollo humano. No han tomado conciencia de quienes son, cómo funcionan, que esperan de ellos los demás. Hay una falta de crecimiento personal.
    Creciendo como persona se ataca la causa profunda que separa a las personas, desaparecen los síntomas y se construye diariamente una familia sólida.

    No se puede pretender que una relación tan cercana como la que hay en una familia exista armónicamente sin un esfuerzo serio de todos sus miembros.
    Todos nacimos en una familia, pero la vida de familia no es para todos, sino para aquellos que no sólo aman sino que saben amar, saben necesitar a los demás y dejarse ayudar por ellos.

    En una palabra, la vida familiar es para quienes son capaces de ir más allá del “yo” y del pequeño “nosotros conyugal” para llegar al gran nosotros que forman, el amor de esposos, el amor de padres, el amor de los hijos con la gran riqueza y amplitud del amor que va y viene entre todos.

    Porque eso es el autentico amor, el que va y viene, el que busca hacer feliz, en vez de que lo hagan feliz.
     
    Autor: Salvador Casadevall

    ¿Quiénes son padres heroicos?

    ¿Quiénes son padres heroicos?
    Padres heroicos son aquellos que acogen con amor la llegada de un hijo enfermo.

    Aquellos que, tras un accidente o un virus misterioso, acompañan y ayudan, un día sí y otro también, a ese hijo que prometía mucho y que ahora vive en cama o en silla de ruedas.

    Aquellos que sufren y buscan soluciones cuando ven avanzar al hijo adolescente hacia el precipicio de la rebeldía, de los caprichos, de las malas compañías, de las experiencias pecaminosas, de la pereza en los estudios, de la pornografía, de la dependencia a juegos electrónicos o a drogas.

    Aquellos que reciben con sobresalto la llamada de la policía que avisa del arresto de ese hijo, y que no dejan de amarlo, de apoyarlo, sin condescender con sus malas acciones pero sin abandonarlo a su situación de encarcelado.

    Aquellos que lloran porque el hijo o la hija, después de un matrimonio que parecía tan hermoso, ha abandonado a su familia para buscarse aventuras de infidelidad, hasta dejar en soledad al cónyuge o en la tristeza más profunda a los hijos que ya no cuentan con uno de sus padres en casa.

    El mundo está lleno de padres heroicos. Porque un padre y una madre lo son siempre, sin fechas de caducidad. Porque el hijo más necesitado, por su fragilidad física, por sus debilidades psicológicas, o por sus maldades éticas, necesita quizá más que otros la certeza de que hay dos columnas que desean apoyarle, sostenerle, rescatarle, darle lo más grande que puede imaginarse: un amor completo, servicial, sin límites.

    Un amor, en pocas palabras, heroico; semejante, en la medida humana, a ese amor infinito que tiene Dios por cada uno de sus hijos más necesitados.
    Autor: P. Fernando Pascual



     

    viernes, 14 de junio de 2013

    EL PERDÓN

    El perdón es la máxima expresión del amor
    Pocas veces somos ofendidos; muchas veces nos sentimos ofendidos.
    Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano.
    ¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado?
    El que es odiado vive feliz, generalmente en su mundo.
    El que cultiva el rencor se parece a aquél que agarra una brasa ardiente o al que atiza una llama; pareciera que la llama quema al enemigo, pero no, se quema uno mismo.
    El resentimiento sólo destruye al resentido.
    El amor propio es ciego y suicida; prefiere la satisfacción de la venganza al alivio del perdón, pero es locura odiar: es como almacenar veneno en las entrañas.
    El rencoroso vive en una eterna agonía.
    No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor.
    Vale la pena perdonar, aunque sea sólo por interés, porque no hay terapia más liberadora que el perdón.

    Desde el pecado hacia el amor

    Desde el pecado hacia el amor


    El pecado deja huellas profundas y heridas duraderas. Uno de sus mayores daños consiste en hundir al pecador en la tristeza, la amargura, la desesperanza. Otro daño es el de la dejadez: si caigo una y otra vez en lo mismo, ¿para qué luchar por el cambio? Un daño más profundo y sutil consiste en llegar a la idea de que, en el fondo, el pecado no es tan malo, incluso podría ser bueno para uno en su situación actual...

    Para el cristiano, el pecado es siempre una grave ofensa al amor. El pecado lleva al hombre a ir contra Dios, al optar por su egoísmo, y contra el prójimo, al preferir el propio bienestar en perjuicio de otros.

    Pero si la ofensa es grave, si implica un desorden en el universo, la mano tendida de Dios puede provocar un cambio radical, incluso una situación paradójicamente favorable para el bien.

    El pecador que pide misericordia, que se siente perdonado, permite el ingreso en el mundo de una inmensa infusión de bien y de esperanza. La acción de Dios, al ofrecer su perdón, suscita en los corazones una "nueva creación".

    "Convertíos y apartaos de todos vuestros crímenes; no haya para vosotros más ocasión de culpa. Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel? Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, oráculo del Señor Yahvéh. Convertíos y vivid" (Ez 18,30-32).

    El corazón que se deja tocar por el perdón de Dios entra en una nueva vida, empieza a existir en el Reino de la misericordia. Si antes sufría bajo las cadenas del pecado, ahora goza en el mundo del amor.

    Los que antes éramos "no-pueblo" podemos llegar a ser Pueblo de Dios. Los que vivíamos sin compasión, podemos ahora ser compadecidos (cf. 1P 2,10).

    La Encarnación, la Muerte, la Resurrección de Cristo, han abierto las puertas de los cielos, han abierto las puertas de la misericordia. Si el pecado introdujo el misterio del mal en el mundo, la obediencia del Hijo al Padre ha provocado la revolución más profunda en la historia humana: el perdón.

    Quien acoge ese perdón, quien se deja tocar por el Amor redentor de Cristo, ya no puede volver a pensar ni a vivir como pecador. Paradójicamente, el pecado “provocó” la llegada de la gracia. Quien ha sido tocado por la misericordia, quien ha abierto su alma a la conversión, empieza a vivir en el mundo del amor.

    "¿Qué diremos, pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo! Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él? ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado" (Rm 6,1-6).

    Desde el pecado, borrado por la Cruz del Señor, podemos avanzar hacia el amor. Quien ha recibido tanto amor, sólo puede responder con amor. Quien ha sido perdonado, empieza a comprender que también él necesita perdonar a sus hermanos (cf. Lc 6,37).

    Sólo entonces seremos semejantes al Padre de los cielos, que es bueno con todos, también con los ingratos y los perversos (cf. Lc 6,35).

    Porque tristemente un día fui pecador. Pero Jesús, en su bondad, me dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más" (Jn 8,11).
     
    Autor: P.Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

    jueves, 13 de junio de 2013

    Feliz día PAPÁ


     

    Un padre es el soporte en nuestro hogar,
    el que se guarda los sentimientos en la profundidad de su alma,
    el que te da seguridad en tus horas de angustia,
    es el héroe de tus cuentos infantiles,
    es aquel que te impone respeto en la adolescencia
    pero si te fijas bien,cuánta ternura desprenden sus ojos al mirarnos!
    Es quizás el que no te prodiga de besos y abrazos como tu madre,
    pero en las noches cuando uno duerme,es el que se asoma con suavidad a tu cuarto
    y con suma delicadeza cubre nuestro cuerpo con la sábana que hemos enrollado a nuestros pies,
    mientras la emoción le nubla los ojos,porque se siente tan orgulloso de tenernos!
    Tenemos que comprender el papel que muchas veces se le asigna a nuestro padre,
    un papel un tanto distante,severo,
    ¿quién de nosotros no habrá escuchado de su madre alguna vez decirnos..'se lo voy a decir a tu padre cuando llegue'...
    y uno se siente temeroso pero a la vez espera ansioso el regreso del padre
    y cuando lo alcanzas a divisar desde la ventana,
    ya no temes el regaño,lo que esperas anheloso,
    es su abrazo protector!
    Gracias a todos ellos,nuestros padres.
    Felicidades a los hijos que lo han disfrutado toda su vida,a los que lo tuvieron poco tiempo,
    pero fue muy intenso ese transcurrir,
    a los que por las circustancias tuvimos que crecer sin ellos a nuestro lado,
    no juzguemos,disfrutemos del recuerdo emotivo del padre
    que junto con el amor de una madre,hacen de nuestra vida feliz.!
     
    Con mucho amor, para todos los papitos de la RCC y del mundo entero, para los que tenemos la dicha de tenerlos con nosotros y para los que ya los tenemos en el cielo. Que DIOS UNO Y TRINO derrame abundantes bendiciones sobre ellos, los colme de amor, paz y alegría.
    Feliz día PAPÁ, son los sinceros deseos de la Renovación Carismática Católicas de Cajamarca.
    DIOS los bendiga.


    Un regalo de amor. La Eucaristía es vida

    Un regalo de amor. La Eucaristía es vida




    La Eucaristía es un regalo de amor de Dios a los hombres, es el tesoro de los tesoros. Es el regalo de los regalos. Es Dios mismo que se da como don y alimento a los hombres. ¿Podríamos haber imaginado mayor muestra de amor? La Eucaristía es el sacramento de la presencia de Jesús, del amigo divino, que viene a nosotros a ofrecernos su amistad y a pedimos un poco de amor. La Eucaristía (misa, comunión, adoración) es la mejor manera de encontrarnos con Dios, de renovar nuestra amistad con Jesús... Es el mejor alimento espiritual, es la mejor oración. Y, sin embargo, cuánta falta de fe en dejar abandonado al Dios escondido. Precisamente, no pensar en la Eucaristía, no vivir la Eucaristía, es el mayor pecado o deficiencia de nuestro catolicismo. La mayor parte de las iglesias están cerradas casi todo el día, escondiendo así al mayor tesoro del Universo y al mejor medio de santificación: Jesús Eucaristía.

    Debemos tener bien claro que la Eucaristía no es algo, sino Alguien. Alguien que te ama y te espera. Su nombre es JESUS. Por eso, toda tu vida cristiana debe ser una vida de amistad con Jesús, lo que significa que debe ser una vida eucaristizada, con una relación personal con Jesús Eucaristía.

    Sin embargo, la mayor parte de la gente, cuando tiene problemas, busca solamente la salud en médicos, siquiatras o curanderos de cualquier clase. Se van a cualquier grupo o religión para buscarla... y dejan solitario al médico de los cuerpos y de los corazones, Cristo Jesús. ¿No es esto como para llorar de pena? Se busca la felicidad en tantas cosas, a veces costosas, cuando tenemos tan cerca al Dios de la felicidad. ¿Por qué? ¿Por qué no creemos un poco más? ¿Por qué no comemos el “pan de los fuertes”?

    ¡Qué pena la de Jesús, viendo tantas almas que se debaten bajo sus ruinas y que ya no sienten el calor del sol ni oyen el trino de los pájaros ni perciben el perfume de las flores! ¡Tantas almas frías y egoístas para quienes ya no existe la paz ni la alegría y casi no tienen fe! ¡Con lo fácil que les sería acercarse al sagrario para pedir ayuda! ¡Cuánto amor y cuánta paz encontrarían para superar las dificultades de cada día!

    En 1937 varios exploradores rusos lograron pasar unos meses en las proximidades del Polo Norte, en el reino del hielo eterno, o, como solía decirse, de la "muerte eterna". Hasta entonces, se creía realmente que allí no podía crecer ninguna planta. Por eso, la sorpresa de los exploradores fue enorme al encontrar en el mismo Polo Norte una flor. Era una especie de alga diminuta, del tamaño de la cabeza de un alfiler, de color azul. Quisieron descubrir su raíz y empezaron a cavar. Cavaron nueve metros de profundidad y todavía no dieron con el final de la raíz... Ciertamente, esa flor es un ejemplo para nosotros. Por todas partes, le rodeaban el hielo y la muerte y no se asustaba ni retrocedía. Iba taladrando el suelo y se lanzó, en el reino de la oscuridad y de las tinieblas, hacia arriba en busca de la luz, hasta que la encontró. No le importó, si tuvo que subir veinte metros. Valió la pena llegar a la luz y poder alegrar la vida de unos exploradores y alabar a Dios en las solitarias y heladas regiones del Polo Norte. Por eso, tú no te desanimes, no importa cuántos metros estés bajo el peso de tus pecados. Jesús te espera en la confesión y en la luz del sagrario, sigue subiendo, El es la luz del mundo y te está esperando para darte una nueva vida.

    Allí, en el sagrario, vela Jesús todas las noches en silencio, esperando la llegada del alba y de algunas personas que lo amen para repartirles sus tesoros de gracia escondidos en su Corazón. Porque el sagrario contiene todos los tesoros de Dios, ahí están los almacenes llenos y son inagotables. ¿Por qué no vas a misa? ¿Por qué no comulgas? ¿Por qué no te arrodillas ahora mismo, en el lugar donde te encuentras, y te diriges al Jesús del sagrario? Mira hacia la iglesia y dile así:

    Jesús mío, ¿qué haces ahí todo el día en la Santa Eucaristía? ¿Qué haces en las noches silenciosas, solitario en la blanca hostia? ¿Esperándome? ¿Por qué? ¿Tanto me amas? ¿Y por qué yo me siento tan angustiado por los problemas y creo que Tú te has olvidado de mí? ¿En qué pienso? ¿En qué me ocupo? ¿Por qué me siento tan solo, si tú eres mi compañero de camino? Ahora, he comprendido que tú me amas y me esperas y seguirás esperándome sin cansarte jamás, porque tienes todo tu tiempo exclusivamente para mí. Señor aumenta mi fe en tu presencia eucarística. Lléname de tu amor ven a mi corazón. Yo te adoro y yo te amo. Yo sé que tú estás siempre conmigo y que contigo ningún vendaval y ninguna tempestad podrá destruirme. Dame fuerza, Jesús, YO TE AMO, perdóname mis pecados. Yo sé que, si estoy contigo, tengo conmigo la fuerza del Universo, porque tú eres mi Dios.

    ¡Oh misterio bendito, prodigio de amor; sacramento admirable, fuente de vida, Jesús Eucaristía! ¡Qué vacía estaba mi vida sin Ti! Ahora he comprendido que tú eres mi amigo y quieres abrazarme todos los días en la comunión. Por eso, yo te prometo ir a visitarte todos los días y asistir al gran misterio de amor de la Eucaristía. Quiero ser tu amigo. ¡AMIGO DE JESUS EUCARISTÍA!


    Fragmento del libro Jesús Eucaristía, el Amigo que siempre te espera.
    Autor: P. Angel Peña O.A.R.

    Esperas como Buen Pastor en el Sagrario

    Esperas como Buen Pastor en el Sagrario

    Una vez más, Señor, ante ti.

    La tarde está lluviosa. Han llegado las lluvias.. Tardes grises, húmedas, silenciosas.... y Tu siempre ahí esperando...

    Estás en todos los Sagrarios de la Tierra desde hace más de dos mil años. Estás desde aquella "noche" en que te quisiste quedar para no dejarnos solos, para acompañarnos como se acompaña al amigo en sus momentos felices, en sus horas tristes y amargas, también en el lecho de la enfermedad, en la soledad de los años viejos.

    Estuviste, estás y estarás. Las generaciones pasan, el tiempo no se detiene y Tú quisiste quedarte porque sabías que te íbamos a necesitar
    Y vamos recordando cómo te afanabas por enseñarnos cuánto es tu amor por los que te olvidan:
  • por los que dicen que no creen en ti,
  • por los que un día, quizá sin saber por qué, se fueron de tu redil..
  • del que recuerda como una cosa lejana y bella el día en que te recibió por primera vez y después...nada,
  • del que te empezó a negar porque se rieron de él el grupo de aquellos nuevos amigos...
  • del que por una pasión, donde hubo lagrimas en otro hogar, comenzó una vida encadenado o encadenada a un delirio donde tu ya no cabías...

    Jesús... y nos hablas del pastor que echa en falta a una de sus ovejas, y sale a buscarla hasta que la encuentra..... Y tus palabras tienen el mensaje de tu gran amor:

    "Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros, y llegando a su casa convoca a los amigos y vecinos y les dice: ALEGRAOS COMIGO PORQUE HE HALLADO LA OVEJA QUE SE ME HABÍA PERDIDO"

    ¡Qué profunda ternura, que gran alegría encierran estas palabras, Jesús mío!

    Y Tú estás ahí, Jesús, por la única razón, por el único deseo que llena tu corazón que es, que alguien que te abandonó...que alguien que se olvidó de ti, un día volverá. Que aquel que ya no reza, un día abra sus labios y desde su corazón te diga que lo perdones, que quiere volver a ti, a formar parte de tu rebaño, que quiere, como el hijo pródigo volver al Padre, y que aquel que te dijo: no creo... te diga: NO SOLO CREO.... TAMBIÉN TE AMO.

    "OS DIGO QUE, DE IGUAL MODO, HABRA MAS ALEGRIA EN EL CIELO POR UN SOLO PECADOR QUE SE CONVIERTA QUE POR NOVENTA Y NUEVE JUSTOS QUE NO TENGAN NECESIDAD DE CONVERSIÓN"

    Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
    Del Evangelio de Lc. 15, 4-7
  • Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net

  • miércoles, 12 de junio de 2013

    Fe y Esperanza en Dios

    Santísima Trinidad
    Cuando ya no puedas más, cuando veas que todo sale mal y sólo veas nubes oscuras..., cuando sientas que estás solo en este mundo, incluso cuando estés tentado a creer que Dios se ha olvidado de ti..., Él a tu lado está, siempre ha caminando junto a ti, sus huellas siempre están junto a las tuyas.
    Y si no lo sientes ahí, es porque te has alejado, porque no le das oportunidad de hablarle, porque siempre estás muy ocupado.

    Tal vez porque te has cansado, o simplemente porque eres humano y te has equivocado.
    Pero hoy es el día para levantarte, el día para volver, la oportunidad de mejorar.



    Busca en tu corazón y encontrarás un vacío con forma de Dios, tan inmenso como Él mismo, y es por eso que no lo has podido llenar.
    ¿Deseas ser completo? Permite a Dios entrar en tu corazón, y hasta entonces, sólo hasta entonces, verás que siempre te ha acompañado y a tu lado ha caminado.
    Quítate tus cadenas, tus rencores, odios y resentimientos, para que puedas caminar libre al lado de tu Creador.
    Mereces ser feliz..., para eso fuiste creado.

    FE ES...


    Creer en lo que no se puede ver
    Es guardar la calma cuando todo es turbulento.
    La fe no es pasiva, ¡es poner las creencias en práctica!
    Tener fe es pedir lo que se necesita.
    La fe es oír lo imperceptible, creer lo increíble y recibir lo imposible.
    La fe va en contra de las expectativas y condiciones naturales.
    Tener fe es crear un vacío en el corazón para que lo llene Dios.
    Tener fe no es simplemente que Dios pueda hacer algo, sino que lo hará.
    Con fe, la respuesta no sorprende, ya se sabía que sucedería.
    Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos los demás desertan.
    Es quemar las naves para no volver atrás.
    Es estar dispuesto a pagar cualquier precio.
    Es hacer lo que Dios pide hoy y creer que Él hará mañana lo que ha prometido.
    La fe es lo contrario del temor.
    Tener fe es elegir a Dios, a pesar de las demás posibilidades.
    Es confiar en la palabra de Dios, no en lo que te dicen tus sentidos.
    Es estar dispuesto a morir confiando.
    ¡Esa es la clase de fe con la que se puede obrar curaciones y milagros.
    La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible al ejercitarlo.
    La fe se edifica con el estudio fiel de la palabra de Dios

    ¡CUÁNTO VALES!

    100 eurosAlfredo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Marisa en un restaurante para tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que si el trabajo, la crisis actual, la escasez de dinero, la relación con su pareja, su vocación... todo parecía ir mal en su vida.

    Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 100 euros y le dijo: -"Alfredo, ¿quieres este billete?"

    Alfredo, un poco confundido al principio, le dijo: -"Claro Marisa... son 100 euros, ¿quién no los querría?" Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo.

    Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo, volvió a preguntarle: -"¿Y ahora lo quieres igual?"

    -"Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 euros. Claro que los tomaré si me lo entregas."

    Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado. -"¿Lo sigues queriendo?"

    -"Mira Marisa, sigo sin entender qué pretendes, pero ese es un billete de 100 euros y mientras no lo rompas, conserva su valor..."

    -"Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso como siempre lo hayas sido... Lo que debes preguntarte es CUÁNTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado".

    Alfredo se quedó mirando a Marisa sin atinar con palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro. Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: -"Toma, guárdalo para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... Pero me debes un billete nuevo de 100 euros para poder usarlo con el próximo amigo que lo necesite!" Le dio un beso en la mejilla a Alfredo -quien aún no había pronunciado palabra- y levantándose de su silla se alejó rumbo a la puerta.

    Alfredo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó en su billetera y dotado de una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta.

    lunes, 10 de junio de 2013

    EL TRATO A LOS DEMÁS


    Si bien los sistemas técnicos cambian con rapidez, los sistemas que rigen nuestra conducta social han evolucionado muy poco y obtenemos de la vida lo que queremos sólo trabajando con los demás. Para conservar esa perspectiva, siga estas reglas:

    * Para tener un amigo hay que saber serlo. Lo que más anhela una persona es sentirse necesitada; ayude a crear esa sensación en los demás.

    * La mayor virtud es la bondad; no se puede amar a todas las personas pero se puede ser bondadoso con todas.

    * No trate de impresionar a los demás; déjelos darse el gusto de impresionarlo a usted.

    * Sea entusiasta; nunca se ha logrado nada importante sin entusiasmo.

    * Sea positivo; la gente positiva atrae a los demás, mientras que la negativa genera rechazo.

    * Se influye más en otros escuchando que hablando. El chisme rebaja más al chismoso que a la persona de quien este habla.

    * Llame a las personas por su nombre.

    * Comunique alegría.

    * Interésese genuinamente por los demás; anímelos a hablar de sí mismos.

    * Una sonrisa no cuesta nada y rinde notables dividendos; no sólo hace que se sienta usted bien, sino que ayuda a los demás a sentirse mejor.

    * Sea el primero en decir: ¡Hola! Me da gusto verte.

    * Siga esta regla de oro: Trate a los demás de la misma forma que le gustaría a usted ser tratado.

    AUTODESTRUCCIÓN

    EN RAZÓN DE TODO LO QUE HA ESTADO SUCEDIENDO EN LAS ESCUELAS DE ESTADOS UNIDOS, Y EN EL MUNDO ENTERO
    Veamos: Creo que todo empezó cuando Madeline Murray O'Hare se quejó porque no quería que se orara en las Escuelas... Y todos nosotros dijimos OK. Después otro dijo que no deberíamos leer ni explicar la Biblia en las Escuelas... La Biblia dice que no debemos matar, que no debemos robar y que hay que amar a tu prójimo como a ti mismo por Dios... Y nosotros dijimos OK, saquemos la Biblia de la Escuela..
    El Dr. Benjamín Spock dijo que no debíamos corregir a nuestros hijos cuando se portan mal porque podía herir su personalidad y dañaría su autoestima. Y todos dijimos OK, no los corregiremos más. Más tarde alguien dijo a maestros y directores de escuelas que no debían disciplinar a los alumnos cuando hacían algo malo. Y los miembros de la facultad dijeron que nadie debía ejercer disciplina en la escuela porque era de mala publicidad y los podían demandar... Hay una diferencia muy marcada entre corregir o disciplinar y golpear o humillar... Pero de cualquier manera aceptamos su razonamiento... Luego dijeron: Permitamos a nuestras hijas que aborten si ellas así lo escogen sin tener que poseer permiso de sus padres... y dijimos... "buena idea".
    Otro miembro brillante de una escuela dijo: Si nuestros jóvenes son jóvenes y van a hacer lo que van a hacer, vamos a darles todos los condones que quieran para que puedan divertirse todo lo que deseen y no tenemos ni que informarles a los padres que se los dimos en el colegio. Y dijimos OK, esa es otra buena idea. Después otro oficial de gobierno dijo que no importa lo que uno haga en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo. Y lo aceptamos diciendo que no importa lo que cada quien haga en privado, incluyendo al Presidente, mientras mantenga alta nuestra economía. Y mas tarde dijeron vamos a hacer revistas con mujeres desnudas y le llamaremos "La apreciación de la belleza del cuerpo de la mujer" o "Arte"... Y dijimos: Ok. Otro quiso agrandar su "apreciación del cuerpo" y empezó a imprimir revistas con niños desnudos y más aun los facilitaron a todos a través de Internet. Y dijimos OK, "el derecho a la libre expresión". La industria del "entretenimiento" dijo hagamos películas y shows que promuevan la profanación, violencia y sexo ilícito. Vamos a grabar música que incite a drogarse, al asesinato, al suicidio, a masturbarse. Y a violaciones y hasta con temas satanistas. Y dijimos: "Son los medios, sólo se divierten, no dañan a nadie realmente, el que no lo quiera que no escuche o no lo vea"...
    Ahora, nos estamos preguntando por qué nuestros hijos no tienen conciencia, por qué no distinguen entre el bien y el mal, y por qué no les molesta traicionar, golpear o matar a alguien, incluyendo a sus amigos y familiares y hasta suicidarse. Nos preguntamos por qué tantos embarazos no deseados... niñas burladas, SIDA, drogas, enfermedades venéreas, abortos, rebeldía, acoso escolar... Probablemente, si lo pensáramos lo suficiente, sabríamos el por qué... y creo que tiene mucho que ver con NOSOTROS porque finalmente cosecharemos "SOLAMENTE" lo que hemos estado sembrando...
    Un joven escribió: Querido Dios, ¿por qué no salvaste a la pequeña niña de la escuela de Michigan? Y Firmó: Sinceramente, Estudiante Preocupado...
    Y recibió una Respuesta así: Amado Estudiante Preocupado: "A mí no se me permite estar en las Escuelas... No me dejaron hacer nada"... Sinceramente, Dios.

    Qué ironía es dejar a Dios fuera de nuestra vida y de la de nuestros hijos y luego preguntarnos por qué el mundo va rumbo al infierno...
    Qué ironía creer todo lo que otros y el periódico dicen pero cuestionamos lo que Dios dice en la Iglesia que nos enseña la Biblia...
    Qué ironía pues al parecer todos queremos irnos al cielo mientras no tengamos que creer, pensar, decir o hacer lo que Él nos dice por medio de la Biblia (lo que debemos hacer para llegar allá...) Es irónico como la gente dice "creo en Dios" pero ve, oye y hace todo lo que nada tiene que ver con Dios y se separa de Él haciendo lo que está mal, es decir, lo que el diablo pone a su alcance y que niegan a Dios, el bien y su justicia.
    Es irónico como muchos envían chistes verdes y sucios por e-mail o a través de las redes sociales a amigos y familiares y se reenvían rápidamente, pero cuando enviamos algo que conciencia a la gente de sus obras, sólo lo borran ...
    Es irónico cómo aceptamos lo obsceno, vulgar y violento de la música y los vídeos y cómo se mueven en el ciberespacio, pero el mencionar a Dios o a Jesús en una escuela o en un lugar de trabajo es reprimido y censurado fuertemente.
    Es irónico cómo alguien puede ser tan "religioso" el domingo pero olvidarse del Cristo vivo el resto de la semana, contando obscenidades, escuchando vulgaridades y participando en la promoción de pornografía (sí, porque si ves las revistas o los programas eres parte de eso)...
    ¿Te está incomodando este mensaje? o ¿te estás riendo? Es irónico que no vayas a invitar a nadie a ver esta página web (
    http://webcatolicodejavier.org/autodestruccion.html ) y no lo vayas a compartir con tus amigos porque no sabes y temes lo que pensarán de tí cuando lo lean...
    Es irónico cómo nos preocupa más lo que otros piensan que lo que Dios piensa de nosotros... ¿Te he puesto a pensar? Invita a tus amigos a leerlo o "cambia de página". Nadie jamás se enterará de lo que hiciste... sólo Dios y Él no se lo contará a nadie... sólo se entristecerá porque eres uno más entre millones, que no se interesó en que el mundo se estaba yendo al abismo.
    Es irónico que si invitas a leerlo, no puedes prometer que les llegará dinero o un regalo en siete días, sólo que Dios empezará a hacer cambios en su vida y en la de toda su familia para encaminarlos hacia el cielo... aunque sean cambios que, muchas veces, no gustan a nuestra parte animal...
    Sí, ven Señor Jesús... ¡danos tu ayuda! ¡Te necesitamos! "Hay un día en nuestra vida en que podemos marcar la diferencia... ¿Será este ese día?" Ojalá este sea el día... ¡Regeneradnos Mi Señor! por los ruegos de María.
    !Que Dios te bendiga y Su Santísima Madre te ayude!

    Todo lo que buscas

    Todo lo que buscas
    Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña (Mt 5,1). Desde ahí podría abrazar con su mirada a todas aquellas personas. Se contaban por miles. Unos venían de las orillas del lago; otros, de la lejana Jerusalén; incluso había quienes habían oído hablar de Él en tierra extranjera.

    Ricos y pobres, adultos y niños, hombres y mujeres, todos seguían a aquel Maestro. Buscaban algo de Él. Sabían que el Galileo tenía y ofrecía aquello que tanto ansiaban sus corazones. Dentro de cada uno ardía una llama de esperanza: un mundo más feliz, más justo, más pacífico. El Reino de Dios.

    Jesús mira de nuevo a los que lo siguen. Pero ahora ve algo más allá que lo de fuera: no son las túnicas blancas ya envejecidas ni los mantos de colores vivos y jóvenes. Ni siquiera son los rostros cansados y decaídos lo que observa el Señor. Su vista rompe todas estas barreras, y se lanza de lleno a un lugar donde la felicidad está al alcance de la mano.

    Sin embargo, Jesús no se limita a contemplar el paisaje, sino que nos dice dónde está. El Reino de Dios está dentro de vosotros (Lc 17,21); Dichosos, felices, los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Felices los que lloran, los hambrientos, los perseguidos...

    Tú, Señor, nos muestras dónde está la felicidad. Para hacerlo, describes un paisaje que conocemos bastante bien, porque es el que observamos todos los días. ¿Acaso la felicidad puede habitar los estómagos vacíos, en los mares de lágrimas, en la sangre que se derrama injustamente en torno a nosotros?

    Y te veo a ti, el Verbo que habitó entre nosotros (Jn 1,14). ¡Es posible! Has querido vivir dentro de cada hombre y mujer que sufre, que es manso, que llora, que tiene hambre o sed, que es misericordioso, que es limpio de corazón, que es paciente, que sufre persecución por la justicia.

    Gracias por vivir a mi lado, porque no me abandonas en nuestro mundo, sino que me ofreces la oportunidad para llenarlo de alegría. Gracias porque incluso has querido morir por mí, para acompañarme en todas las dificultades de mi vida. ¡Todas! Pero aumenta mi fe, para vivir dando al mundo el testimonio de que esta alegría es posible, porque es posible el Reino de Dios. ¡Venga tu Reino!
    Autor: Javier Castellanos