jueves, 29 de agosto de 2013

Testimonio Rosa Mistica


María Rosa Mistica (lista de reproducción)


MARÍA ✿ ROSA MÍSTICA


CUANTAS VECES SIENDO NIÑO TE RECE'


Mística Rosa - Gladys Garcete - volvoreta40


En nuestras manos

En nuestras manos


Nos impresiona pensar que alguien depende de nosotros, que su vida está en nuestras manos. Un niño pequeño, un anciano en situación de invalidez, un enfermo mental, nos necesitan, nos piden que estemos a su lado para ofrecer cariño, ayuda, comprensión.

Nos impresiona todavía más pensar que Dios pueda estar en nuestras manos. Lo estuvo en el seno de una joven nazarena, María. Lo estuvo en Belén, cuando pasaba de los brazos de la Virgen a los brazos de José. Lo estuvo en Egipto, cuando una familia extraña, venida de tierras palestinas, pidió algo de hospitalidad y de ayuda, y otra familia, seguramente hebrea, les acogió, y tuvo, bajo su techo, al Dios pequeño, al Dios niño que todos llamaban, simplemente, Jesús. Lo estuvo en Nazaret, cuando jugaba y trabajaba, como un niño cualquiera, bajo la mirada vigilante de José y de quienes velaban para que no se acercase demasiado al pequeño barranco sobre el que se levanta la parte alta de la aldea.

Dios estuvo en nuestras manos cuando las multitudes tocaban y apretaban a Cristo, cuando le seguían, le amaban o le odiaban. Cuando cogieron piedras para matarlo o cuando lo recibieron en triunfo al entrar en Jerusalén un hermoso día de primavera que hoy llamamos “domingo de Ramos”.

Dios estuvo en nuestras manos un Viernes Santo. Miembros del Sanedrín, siervos, soldados y gobernantes, tocaron, escupieron, abofetearon, azotaron a un Jesús indefenso, pobre; un inocente que no gritaba, que no protestaba ante una condena injusta, despiadada. Tendió sus brazos sobre un tronco, tal vez de encina, y unas manos le taladraron, con prisa, porque otros asuntos “importantes” esperaban a los verdugos.

Al final, las manos de la Virgen acogieron el cuerpo, ahora muerto, de Jesús. Algunas mujeres buenas lo embalsamaron y, con otros amigos, le dieron sepultura. Su homenaje póstumo fue un gesto de amor a quien estuvo unos años entre nosotros, “en nuestras manos”.

Dios sigue en nuestras manos después de 2000 años. Lo podemos tocar en el enfermo, en el preso, en el hambriento y el sediento (“a mí me lo hicisteis”, Mt 25, 34-46). Lo podemos acoger cuando recibimos, en nuestra casa, al sacerdote, al misionero, que nos vienen a anunciar el Evangelio (Lc 10, 16). Lo podemos amar cuando, de verdad, perdonamos y queremos a cada hombre, incluso al enemigo, porque el Padre hace llover sobre todos, nos perdona y nos espera, también cuando hemos pecado, también cuando hemos sido malos (Mt 5, 44-48).

En nuestras manos... Lo más seguro es que algún día descubramos que el Dios que estuvo en nuestras manos era el Dios que nos llevaba, como a un niño en su regazo, por las mil aventuras de la vida (Ex 19, 4).

Al cruzar la frontera, cuando por fin veamos a Dios cara a cara, sin misterios, nuestra alegría será despertarnos, entre sus brazos maternos, mientras nos susurre al corazón: "gracias por haberme amado en cada hombre y mujer que caminó a tu lado. Gracias por haber saciado mi sed de amor y de esperanza. Ven y entra al banquete del Reino. Aquí estarás, para siempre, entre mis manos..."


Autor: P. Fernando Pascual

Tiempo para Dios


Tiempo para Dios


En nuestra vida tenemos muy bien programadas nuestras horas, nuestras semanas. Tiempo para trabajar, tiempo para el ejercicio, tiempo para tomar alimentos, de preferencia los que más nos gustan, tiempo para descansar o divertirnos, pero... ¿y el tiempo para Dios?.

No encontramos tiempo para Dios, para orar. Teniendo comunicación con Él que es quién precisamente nos da ese tiempo que repartimos en nuestro muy personal plan de vida.

Y llega el domingo... Si estamos en un lugar de descanso, de monte o de playa ¡qué difícil es programarnos para ir a misa! Si nos hemos quedado en la ciudad, ¡con qué mezquindad le damos a Dios la media hora de misa de los domingos!

Para ir al cine , al teatro o a un evento deportivo nos ponemos diligentes y contentos. Queremos llegar y llegamos antes de que empiece la función, buscamos el mejor lugar para poder ver y oír lo mejor posible, ¡no nos queremos perder ni un solo detalle!. Pero la misa, y eso que la entrada es gratis, no importa llegar cuando ya está empezada la ceremonia y no nos interesa ver o no ver lo que el celebrante hace o dice en el altar y nos quedamos en la entrada para que en el momento de que nos den la bendición nos podamos ir rápidamente, como el que termina un cometido fastidioso y poco grato.

Sabemos que la misa es el sacrificio incruento en que bajo las especies de pan y vino convertidas en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo ofrece el sacerdote al Eterno Padre. La misa es el acto esencial del culto católico por ser el milagro del misterio Pascual del Hijo de Dios. Como acto de culto a nuestro Creador es la adoración a la Divina Majestad, la acción de gracias por los beneficios recibidos, la reparación de nuestros pecados y de toda la humanidad, para oír su palabra y la petición de la mediación de Cristo

Por todos nosotros. Es poder estar en la Cena del Señor la noche del Jueves Santo en el espacio y en el tiempo. Es poder llegar con nuestro corazón hasta Dios y si lo recibimos, es alimentarnos de El y pedir que nos acompañe en el camino que estamos recorriendo aquí hasta el final de nuestros días.

Tarde o temprano ese día llegará y no queremos presentarnos a El con la frase tan conocida de "las manos vacías" sino con algo mucho peor: con el corazón vacío de amor.

No le hemos querido, no le hemos amado como El nos amó hasta dar la vida por nuestra salvación eterna. Vamos viviendo indiferentes a ese gran amor y no sabemos corresponder. Cuando estemos en su presencia ¡qué ansias de volver a empezar, qué ganas de tener todo el tiempo del mundo como ahora, otra vez, toda una vida para amarlo!.

Pensaremos, aunque ya demasiado tarde, en cómo desperdiciamos los minutos, las horas, los años en pequeñeces, en minucias que nos absorbieron, que nos quitaron todo nuestro tiempo para al pasar por una Iglesia entrar, dejando todos la preocupaciones afuera, y frente al Sagrario decirle a Cristo simplemente: -"Te amo y aquí estoy".

Pasamos la vida corriendo tras las cosas vanas y perecederas mientras que apenas tenemos unas migajas de oración para Dios y con la media hora escasa de los domingos en la Iglesia tenemos la conciencia tranquila porque ya cumplimos. ....

Cambiemos radicalmente la forma de vivir nuestra religión.

Seamos radicales en este cambio. Desechemos la tibieza, el espíritu tacaño para todo lo concerniente a las cosas de Dios y amémosle con generosidad, empezando por cumplir con el primer Mandamiento que es: Amar a Dios sobre todas las cosas.

¡Qué se nos note que lo amamos, para que en los ojos de Cristo encontremos, un día, el reconocimiento del encuentro con el amigo, al llegar a su presencia!.






  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño

  • Juan Bautista un gran hombre

    Juan Bautista un gran hombre

    La madre, Isabel, había escuchado no hace mucho la encantadora oración que salió espontáneamente de la boca de su prima María y que traía resonancias, como un eco lejano, del antiguo Israel. Zacarías, el padre de la criatura, permanece mudo, aunque por señas quiere hacerse entender.

    Las concisas palabras del Evangelio, porque es así de escueta la narración del nacimiento después del milagroso hecho de su concepción en la mayor de las desesperanzas de sus padres, encubren la realidad que está más llena de colorido en la pequeña aldea de Zacarías e Isabel; con lógica humana y social comunes se tienen los acontecimientos de una familia como propios de todas; en la pequeña población las penas y las alegrías son de todos, los miedos y los triunfos se comparten por igual, tanto como los temores. Este nacimiento era esperado con angustiosa curiosidad. ¡Tantos años de espera! Y ahora en la ancianidad... El acontecimiento inusitado cambia la rutina gris de la gente. Por eso aquel día la noticia voló de boca en boca entre los paisanos, pasa de los corros a los tajos y hasta al campo se atrevieron a mandar recados ¡Ya ha nacido el niño y nació bien! ¡Madre e hijo se encuentran estupendamente, el acontecimiento ha sido todo un éxito!

    Y a la casa llegan las felicitaciones y los parabienes. Primero, los vecinos que no se apartaron ni un minuto del portal; luego llegan otros y otros más. Por un rato, el tin-tin del herrero ha dejado de sonar. En la fuente, Betsabé rompió un cántaro, cuando resbaló emocionada por lo que contaban las comadres. Parece que hasta los perros ladran con más fuerza y los asnos rebuznan con más gracia. Todo es alegría en la pequeña aldea.

    Llegó el día octavo para la circuncisión y se le debe poner el nombre por el que se le nombrará para toda la vida. Un imparcial observador descubre desde fuera que ha habido discusiones entre los parientes que han llegado desde otros pueblos para la ceremonia; tuvieron un forcejeo por la cuestión del nombre -el clan manda mucho- y parece que prevalece la elección del nombre de Zacarías que es el que lleva el padre. Pero el anciano Zacarías está inquieto y se diría que parece protestar. Cuando llega el momento decisivo, lo escribe con el punzón en una tablilla y decide que se llame Juan. No se sabe muy bien lo que ha pasado, pero lo cierto es que todo cambió. Ahora Zacarías habla, ha recuperado la facultad de expresarse del modo más natural y anda por ahí bendiciendo al Dios de Israel, a boca llena, porque se ha dignado visitar y redimir a su pueblo.

    Ya no se habla más del niño hasta que llega la próxima manifestación del Reino en la que interviene. Unos dicen que tuvo que ser escondido en el desierto para librarlo de una matanza que Herodes provocó entre los bebés para salvar su reino; otros dijeron que en Qunram se hizo asceta con los esenios. El oscuro espacio intermedio no dice nada seguro hasta que «en el desierto vino la palabra de Dios sobre Juan». Se sabe que, a partir de ahora, comienza a predicar en el Jordán, ejemplarizando y gritando: ¡conversión! Bautiza a quienes le hacen caso y quieren cambiar. Todos dicen que su energía y fuerza es más que la de un profeta; hasta el mismísimo Herodes a quien no le importa demasiado Dios se ha dejado impresionar.

    Y eso que él no es la Luz, sino sólo su testigo.

    "Quien me reconocerá delante a los hombres, también yo lo reconoceré delante a mi Padre que está en los cielos".

    La obra de la redención, el triunfo del Reino Amor sobre el de las tinieblas se realiza en medio de la pobreza y de la persecución. Así llevó a cabo su misión el mismo Cristo, así cumplió su misión también Juan el Bautista. A los ojos del mundo parece un derrotado: prisionero, aborrecido por los poderosos según el mundo, decapitado, sepultado.

    Y sin embargo, es precisamente ahora, cuando la semilla que cae en tierra y muere, comienza a dar sus frutos. Esta derrota aparente es tan solo la antesala, el preludio de una victoria definitiva: la de la Resurrección. Entonces le veremos y ésa será nuestra gloria y nuestra corona.

    Nuestra vida de cristianos, si es una auténtico seguimiento de Cristo, es una peregrinación "en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios". Sí, llegan los ataques, las calumnias, las persecuciones... pero ellos son sólo una señal de que vivimos el amor, animados por el Espíritu Santo.

    Pero, si somos de Dios, si Dios nos ama y somos su pueblo... ¿Qué otra cosa importa? Él nos ama y nos quiere ver semejantes a su Hijo, como una hostia blanca dorándose bajo el sol. Sólo nos toca abandonarnos confiadamente entre sus manos, para que así pueda transformarnos en Cristo.
     
    Autor: Archidiócesis de Madrid



    jueves, 15 de agosto de 2013

    Jesuscristo-Llor-19
    Solemos pensar que la soledad es una situación humana dolorosa y triste de la que hay que huir a como dé lugar. Sin embargo, el hombre puede convertirla en una situación fecunda para el alma. Así la soledad no se convertirá en un oscuro túnel, sino en una oportunidad bella para el encuentro con Dios.

    Hay varios tipos de soledad.


  • Soledad física, la ausencia total de compañía humana que puede sufrir una persona en determinadas circunstancias, o la ausencia momentánea o definitiva por haber muerto determinada persona que nos resultaba muy querida. ¡Cuántas veces Jesús aquí, en la eucaristía, sufre esta soledad física, cuando nadie lo visita! Pienso en aquellas iglesias cerradas, o en las abiertas, donde apenas entra un vivo.

    Ya Jesús en su vida terrena sufrió esta soledad en Getsemaní y en el Calvario. María también experimentó esta soledad física al perder a su Hijo en el templo, y después en la Cruz.

    ¡No dejemos solo a Jesús en la eucaristía! Que siempre tengamos la delicadeza con Él de visitarlo durante el día. Él sufre y experimenta esta soledad y yo puedo hacerle más llevadero ese sentimiento humano. Podemos llenar esta soledad de Cristo con nuestra compañía íntima.

  • Existe también la soledad psicológica, que consiste en sentir o percibir que las personas que nos rodean no están de acuerdo con nosotros o no nos acompañan con su espíritu. ¡Cuántas veces Jesús aquí, en la eucaristía, sufre también esta soledad! Percibe que alguno de nosotros no está de acuerdo con su mensaje, hace lo contrario de lo que Él enseña, en su Evangelio. O están sí, pero fríos, inactivos, inconscientes, distraídos, dispersos. Por lo mismo están en otra cosa.

    Ya en su vida terrena Jesús sufrió esta terrible soledad psicológica. ¡Cuántos de los que lo acompañaban no estaban de acuerdo con Él y discutían: fariseos, saduceos, jefes. O incluso sus mismos apóstoles no lo acompañaban en todo. Tenían otros anhelos y ambiciones muy distintas a los de Jesús.

    María también experimentó esta soledad psicológica, sobre todo en la pasión y muerte de su Hijo. Se daba cuenta de que la mayoría no había captado como Ella la necesidad de la muerte de Jesús. ¿Dónde están los curados? ¿Dónde están los frutos de la predicación de mi Hijo? ¡Ni siquiera los Apóstoles captaron el sentido de la misión de su Hijo! Hagamos más suave esta soledad de Jesús teniendo en nuestro corazón esos mismos sentimientos.

    Está también la soledad espiritual, que es la que experimenta el alma frente a las propias responsabilidades en las relaciones con Dios. Es la soledad que uno siente frente a Dios; es la soledad de quien sabe que sólo él y nadie más que él debe responder un “sí” o un “no” libres ante Dios.

    Aquí en la eucaristía Jesús sufre también esta soledad. Solo Él sabe que debe quedarse aquí para siempre. Debe afrontar solo Él todos los agravios, sacrilegios, profanaciones. Él sabe y sólo Él, quien debe estar vigilante las veinticuatro horas del día, los treinta días del mes, los doce meses del año. ¡Él tiene que responder!, nadie puede sustituirlo. Independientemente que le hagamos caso o no. En su vida terrena Jesús experimentó esta soledad espiritual. Hasta parecía que su mismo Padre lo dejó solo. Y María misma sufrió esta soledad.

    Aunque es verdad que a veces la situación de soledad puede dar la impresión de tristeza o sufrimiento, tengamos la seguridad de que dicha soledad está llena de Dios, si la unimos a la soledad de Cristo.


    ¿Cómo deberíamos vivir esta soledad?

  • Con amor y confianza. Dios es nuestra compañía segura; con serenidad. No tiene que ser soledad angustiosa, turbada, sino serena.
  • Debemos vivir la soledad también con reflexión. Es un momento para reflexionar más, rezar más. Nos capacitaría para después salir con más riqueza y repartirla a los demás.

    Oración

    Jesucristo Eucaristía, no queremos dejarte solo aquí en el Sagrario. Queremos hacer de tu Sagrario, nuestro lugar de recreación, de gozo profundo, de compañía íntima. Queremos llenar tu soledad con la música deliciosa y serena de nuestro corazón.

    ¡Qué pobres serían nuestras vidas sin tu compañía!




  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero LC.


  • Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor


    Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor



    Llegué ayer del Hospital a mi casa. Hoy es jueves Señor, y voy a estrenar mi silla de ruedas. Voy a ocupar un lugar del cual ya no me moveré.

    Hoy es jueves y muchas personas al comenzar el día se habrán levantado de su cama, habrán puesto los pies en el suelo y comenzado a hacer una y mil actividades distintas...seguro que no se han detenido a gustar de ese milagro: ¡poder caminar!. A mí me han tenido que traer a esta Capilla para contarte mis "cosas".

    Hoy es jueves Señor, y recuerdo que también era jueves el día en que por primera vez fui a tu encuentro en mi Primera Comunión, después.... ¡cuánto brinco, cuántos juegos, cuántas carreras, cuántos bailes...!. Y años después, la "palomilla" escogió un día jueves para ir por primera vez un rato a la "disco" de moda...

    Hoy es jueves también pero estoy atado a mi silla de ruedas. Voy a estar en ella para siempre. Y hoy, mientras te miro me he puesto a pensar en Ti, Señor, y he sentido que como aquel día de mi Primera Comunión, no soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor. Y yo te voy a hacer una pregunta, no ¿por qué, por qué a mi?. Eso solo lo sabes Tu. Te voy a preguntar, ¿para qué, para qué me tienes prisionero sin que mis pies vuelvan a pisar el campo, las playas... a correr, a caminar?. Y al hacerte esa pregunta queda inherente a ella mi entrega, mi aceptación, porque en mi se está haciendo Tu voluntad. Y sigue la pregunta, ¿para qué este cambio radical en mi vida?.

    Tu Jesús, me lo vas a decir. Soy todo oídos, mi alma está alerta, mi corazón preparado. Tu me vas a decir qué quieres de mí en esta nueva forma de vida.

    Dicen que hay pocos misioneros, que allá en las tierras donde están hace mucho calor, que se enferman, que sufren... que hasta los matan. Yo puedo ser misionero como lo fue la Santa de Lisieux, la pequeña Teresita sin salir del Convento, porque puedo ofrecer mi inmovilidad por el sufrimiento de unos pies hinchados, cansados de caminar por brechas y caminos lodosos para llevar la Palabra del Señor al corazón de los hombres y mujeres que no lo conocen.

    Señor, tu estás junto a mí y ya me estás hablando... porque antes nunca pensé en estas cosas. Mi vida era alocada, vacía estéril... Ahora soy tierra fértil para la semilla de Tu palabra. La llama del dolor quemó en mi corazón toda la mala hierba y ahora lo siento acrisolado y limpio. Soy hombre nuevo.

    Hoy es jueves, Señor, y voy a tender las alas de mi espíritu para adorarte aquí, para acompañarte en todos los Sagrarios del mundo, para hacerte compañía en Tu soledad, en Tu eterna espera, en Tu absoluta entrega. También te veo en la Cruz, inmóvil, clavado, así... como estoy yo. Y sin embargo tus manos y tus pies clavados nos vinieron a dar la libertad sobre la esclavitud del pecado. Nos dieron el triunfo sobre la muerte y nos hicieron hombres y mujeres nuevos.

    Háblame, Señor, dime que quieres de mi... Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor y Tu a cambio dame conformidad para mi nueva vida y déjame Tu Paz como el mejor de los regalos.




  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño


  • Cae la tarde, Señor, y yo me acuerdo de ti...

    Cae la tarde, Señor, y yo me acuerdo de ti...
    Cae la tarde, Señor, y yo me acuerdo de ti...

    Hoy me he sentido especialmente sola. El mundo se agita, corre, sueña, baila, grita, ríe, llora, canta, hay dolor, hay alegría ... pero nada de eso hay en mí, solo la soledad es mi compañera y la tarde se va en un crepúsculo de suave luz... y yo, Señor, me acuerdo de ti.

    Vengo ante ti, Señor, que también estás solo, siempre esperando, y quiero ser tu compañía, pero yo necesito la tuya, ¡cómo te necesito, Señor!

    Quédate conmigo porque tu eres mi luz y sin ti estoy en tinieblas.

    Quédate conmigo, Jesús, porque necesito sentir tu presencia para no olvidarte porque ya ves con cuánta frecuencia te abandono.

    Quédate , Señor, conmigo, porque se hace tarde y se vienen las sombras, es decir, se pasa la vida, se acerca la cuenta, la eternidad y es preciso que redoble mis días, mis esfuerzos y que no me detenga en el camino de la oración y de dar más amor... por eso te necesito.

    En mi vida se está haciendo tarde, Señor, viene la noche, las tentaciones, sequedades, penas y cruces... y te necesito ¡oh, mi buen Jesús!.

    Quédate conmigo porque soy muy débil y necesito de tu fuerza para no caer tantas veces.

    Quédate Señor conmigo, porque deseo amarte mucho y con ese mismo amor, amar a mis semejantes.

    Quédate, quédate conmigo para no sentir mi soledad, porque tengo frío y a veces todo me da miedo. Necesito tu presencia para sentir el calor de tu amor y tu mirada, la caricia de tus manos cuando lloro...tu dulce sonrisa que me da ánimo para seguir...

    Quédate, Señor conmigo, porque Tu solo sabes dar amor, porque solo Tu tienes palabras de vida eterna y nos dices que quien en Ti cree, no muere: Yo soy la luz, la Verdad, el Camino y la Vida.

    Soy como un pobre mendigo que implora una limosna, pero limosna de amor, esa que Tu sabes dar con tanta dulzura, con tanta plenitud, sin fijarte en lo poco que valgo, en lo poco que soy y en lo mal que se corresponder a tu gran amor. No tomes en cuenta esto y ¡quédate conmigo, te necesito tanto, oh, Señor!.

    Ya se que en tu soledad del Sagrario un día soñaste con este encuentro y siempre me estabas esperando. Pues bien, Señor, aquí estoy, por fin, llegué cansada y triste, Tu lo sabes bien, pero al sentir tu presencia y tu compañía, todo cambió. Una suave serenidad arropa mi alma y el calor y la seguridad de tu amor me hacen mirar de frente a la vida.

    ¡Gracias mi Jesús Sacramentado!





  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño


  • ♫ Bendito Sagrario ♫ (Leer Letra) - Padre Carlos Cancelado


    martes, 13 de agosto de 2013

    Discernir entre lo bueno y lo malo

    Discernir entre lo bueno y lo malo
    Discernir entre lo bueno y lo malo



    Lo decían los filósofos: conocer el bien implica conocer el mal. Porque la mente humana está siempre abierta hacia lo diferente, hacia lo contrario. Alto y bajo, grande y pequeño, verdadero y falso, bueno y malo,... son conceptos que comprendemos al mismo tiempo, porque tener la idea de una cualidad nos lleva a comprender la idea de su contrario (cuando exista).

    Muchas personas no saben qué es el pecado, porque no han llegado a descubrir que existe una vocación al amor y a la verdad, porque no saben que necesitamos apartarnos del mal para buscar y realizar el bien.

    Escuchamos, por eso, con frecuencia: "¿qué hay de malo en el aborto, en el adulterio, en el fraude fiscal, en la desidia en el trabajo, en la maledicencia, incluso en el abuso del alcohol o de la droga?" Encontramos, también con frecuencia, a miles de personas que parecen no percibir la maldad escondida en sus acciones.

    No es fácil explicar cómo y por qué se ha llegado a esta situación, pues los motivos y las historias son diversas. Pero sí sabemos cómo salir de la misma: con una ayuda, humana y divina, que nos permita abrir los ojos, descubrir el bien verdadero, reconocer que hemos sido llamados al amor verdadero. Entonces sí es fácil identificar todo aquello que nos aparta del amor, denunciar el pecado que puede destruir nuestra vocación al amor.

    Cuando un hombre o una mujer descubren los tesoros propios de la vida matrimonial y de la familia, la belleza de acoger los hijos enviados por Dios, la alegría de la búsqueda del hacer feliz al otro o a la otra por encima de uno mismo...

    Cuando un político o un simple ciudadano reconocen el verdadero sentido de la sociedad y de la ley, la dignidad propia de cada ser humano (de cualquier raza, con o sin pasaporte, nacido o por nacer), la dignidad de los ricos y de los pobres...

    Cuando nos abrimos al respeto de la honra de los otros, cercanos o lejanos, desconocidos o famosos, y descubrimos que nunca es justo considerar culpable al inocente, mientras que es hermoso cerrar los oídos a la calumnia para apreciar a cada uno en su justa medida...

    Cuando acogemos la vocación a la entrega como lo más hermoso del ser humano, como aquello que nos lleva a dejar en segundo lugar nuestro egoísmo para recibir, escuchar, vestir, cuidar, perdonar a otros hombres y mujeres necesitados de justicia, y, sobre todo, de amor y simpatía profunda...

    Entonces es cuando abrimos los ojos para reconocer tentaciones y pecados que nos apartan del camino de la vida y nos hunden en el mundo del mal. Porque el camino de la conversión nos permite denunciar las obras de las tinieblas a partir del descubrimiento (que es don de Dios y búsqueda sincera por parte de un corazón honesto) de los horizontes de bien que son propios de toda vida humana digna y bella.

    Acercarse a Cristo nos permite entrar en la luz. "Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad" (Ef 5,8-9).

    El primer efecto de la luz es esa posibilidad de discernir, con la ayuda de Dios, entre lo bueno y lo malo. Lo cual, en un mundo de engaños relativistas, ya es mucho. Desde ese discernimiento, la voluntad encontrará fuerzas para dejar las obras del mal y para seguir el camino del amor que nos fue enseñado por Cristo en el Evangelio.

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  • P. Fernando Pascual LC
  • Si, un día me hablaron de Dios

    Si, un día me hablaron de Dios
    Si, un día me hablaron de Dios

    Señor, a mi también me hablaron de Ti.

    Si, un día me hablaron de DIOS.

    Nací de unos padres casados por el Sacramento del Matrimonio. Me contaron que me habían bautizado para entrar en el seno de la Iglesia Católica y desde entonces soy hija de Dios. Mis padres eran católicos practicantes y en mi hogar se rezaba.

    De mis primeros años tengo el recuerdo de mi madre tomando mi manita y enseñándome a persignarme con el signo de la cruz. Y las primeras oraciones hacia un Dios que había sido mi Creador y que llegado su tiempo, una mujer, que se llamaba María, que era virgen y que ahora era también mi Madre en el Cielo, que fue la Madre de Jesús y que Jesús era hombre y también Dios y ÉL era el HIJO DE DIOS y su PADRE ERA TAMBIÉN NUESTRO PADRE y que a si empezaba la más bella de las oraciones... Y también me habló del Espíritu Santo al que había que pedirle: luz y consuelo...

    Hice mi Primera Comunión y creo recordar que estaba más entusiasmada con mi vestido blanco que por lo que iba a hacer... Yo también era una católica practicante por eso, tan solo porque me habían hablado de TI.

    Pero todo esto....¡no basta!

    Hay fe, pero esa fe es como una herencia que recibimos de labios y del corazón de nuestros padres, como un camino a seguir y que nos pusieron en él para que fuésemos felices.

    Caminar por él... no basta...

    Se necesita...¡una experiencia personal con Dios!.

    Y cuando esa EXPEREINCIA PERSONAL CON CRISTO llega, ya no cabe ninguna duda, vas tras sus huellas, lo acompañas en los pasajes de su vida aquí, en la Tierra, subes con El a la montaña de las Bienaventuranzas, te acercas a la Santísima Virgen María y a San José en una noche estrellada y te rindes de rodillas ante el Nacimiento del Salvador.

    Estás con El en la Última Cena y por eso sabes "que estaba triste"... Te acercas a El en el Huerto de los Olivos y con El aprendes a decir, aunque tengas miedo, aunque estés llorando, !Hágase tu Voluntad!.

    Y lo ves luego, cuando los azotes caen sobre su espalda desnuda y su piel se rasga... Y te duele el corazón y le sigues por el camino donde lleva la Cruz sobre sus hombros y entonces es cuando tu cruz o tus cruces te parecen pequeñas y ya no te quejas.

    Ves los ojos de María, su madre, que luego será también nuestra porque Jesús antes de morir nos la regala, y sabes que no puede haber ojos con tanto dolor como los de Ella.

    Desearás muchas veces besar esas manos y esos pies que están atravesando unos clavos y luego lo miras y ya es una figura patética alzada en una cruz de madera, con una corona de espinas y unos labios pálidos y resecos que están pidiendo "el perdón por nuestros pecados"...

    Y lo ves más tarde, ya muerto en los brazos de su Madre...

    Para luego acompañarle camino de Emaús, ¡ya resucitado! Y como sus acompañantes le dices, le suplicas: ¡Quédate, se está haciendo tarde, se pasa la vida, se llega la cuenta, la eternidad... quédate conmigo, Señor!. ¡Y El se queda!

    Y esa experiencia personal te hace saber que ya no te dejará, que siempre estará junto a ti, pase lo que pase, hasta el fin de tus días, hasta el momento de encontrarte cara a cara con El, que ahora si sabes que será el encuentro con quién tanto te amó, con quién dio la vida para que consiguieras que ese momento llegara, para el GRAN ENCUENTRO como a mi me gusta llamarle a la muerte…


    SEÑOR, creo en TI, PERO AUMENTA MI FE.


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  • Ma. Esther de Ariño
  • ¿Hay cristianismo sin contrastes?

    ¿Hay cristianismo sin contrastes?


    Nunca ha sido fácil predicar el Evangelio. No lo fue para el mismo Cristo. No lo fue para los primeros cristianos. No lo fue para tantos y tantos anunciadores del pasado. No lo es tampoco en nuestro tiempo.

    Existe, sin embargo, el peligro de una predicación apagada, tranquila, hecha más para tranquilizar a los oyentes que para ayudar a un encuentro auténtico con Jesucristo.

    Ese peligro se produce cuando permitimos que la mentalidad del mundo nos domine. Entonces dejamos de sentir el fuego del Evangelio en nuestras almas y nos preocupamos en evitar críticas o reacciones negativas, en no incomodar a los oyentes.

    Así, resulta fácil encontrar homilías donde no se habla del pecado. O constatar que hay sacerdotes y laicos que tienen miedo a denunciar la injusticia terrible que se comete en cada aborto. O leer textos de grupos más o menos competentes en catequesis que han eliminado conceptos como los de infierno, culpa, avaricia, tibieza, lujuria y parecidos.

    Hay quienes piensan que de este modo atraerán a la gente a la Iglesia católica. Pero, ¿atrae la sal cuando se vuelve sosa? ¿Estimula una luz que no alumbra? ¿Es seguidor de Cristo quien deja de lado por completo la idea de la cruz y la necesidad de abnegarse cada día, quien olvida los deberes de caridad hacia los pobres, los enfermos, los más necesitados?

    Un cristianismo descafeinado, anonido, tibio, no es cristianismo. Será, quizá, un espejismo más o menos engañoso, pero no la fe en todo lo que realizó y predicó el Hijo de Dios que vino al mundo para rescatar al hombre del pecado.

    No existe cristianismo sin contrastes porque no existe cristianismo sin cruz, sin sacrificio, sin verdades que penetran más que una espada de doble filo (cf. Hb 4,12).

    Sólo a través del mensaje auténtico, genuino, puro, que viene de Cristo, el cristianismo llega a ser lo que quiso su Fundador: el encuentro con el Camino que lleva a la Verdad y a la Vida, que nos saca de nosotros mismos para invitarnos a acoger el Amor y a amar a Dios y a los hermanos.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC
  • miércoles, 7 de agosto de 2013

    Revelaciones de Jesús al padre Raúl López (Rafael Arango)




    Escuchemos con atención, estas hermosas revelaciones de este sacerdote, meditemos como estamos llevando nuestras vidas y enmendémonos, no vaya hacer que seamos como las vírgenes necias, con tanta advertencia sería muy triste que por nuestro orgullo, soberbia, pensando que todo lo sabemos, incredulidad nos perdamos.

    Te invitamos cordialmente a participar de la Santa Misa para sanación, el  último  jueves de cada mes, en la iglesia Santa Catalina (Catedral) a las 7:00 pm.  Y el segundo lunes de cada mes en la iglesia San Martin AV. Mario Urteaga cuadra 8 (a cuadra y media de la Plazuela Víctor Raúl) a las 7: 00 p.m.  Eres muy especial para DIOS. ¡¡¡JESÚS te espera!!!  

    Te invitamos a participar en los Grupos de Oración de la Renovación Carismática Católica – Cajamarca. Escoge el lugar donde mejor te conviene:

    Grupo   :  Virgen del Camino

    Lugar    :               Casa de Retiro “Virgen del              Camino” (Av. Mártires de Uchura  cay N°1964  )

    Día y Hora           : Lunes – 6:30 p.m.

    Grupo   : “Santa Rosa de Lima”

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa

                                     Catallina (La Catedral) - Jr. Amalia             Puga N° 540

    Día y Hora           :  Jueves – 7:00 p.m.

    Grupo   : “Dios es Amor”

    Lugar    :               Capilla San Francisco (entre           Jr.           El Milagro y Prolg.              Diego Ferré

    Día y Hora           :  viernes – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Jesús el Buen Pastor”

    Lugar    :               Capilla Santa Elena           (esquina               Jr. Diego Ferré y  Jr. José Olaya

    Día y Hora           :  Sábado – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Plegarias al Espíritu Santo”

    Lugar    :               Iglesia San José (Jr. Miguel             Iglesias

    Día y Hora           :  Domingo – 3:00 p.m.

    Grupo   : de Jóvenes

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa Catalina (La Catedral) - Jr.               Amalia Puga

                                  N° 540                                                                                

    Día y Hora:            Domingo – 3:00 p.m.
     
    Si no vives en Cajamarca, busca un grupo de la RCC en tu ciudad y participa.


     
                    ¡¡¡Jesús te espera…!!!

     

     

     

     

    El Sacerdote que Vio a La Virgen Maria! (Impresionante!!)




    No pequemos de incredulidad, pensemos que la Madre y su amadísimo hijo nuestro señor JESUCRISTO, por todos los medios nos está advirtiendo, no seamos sordos, no quiere que nadie nos perdamos; pero está en nosotros hacer nuestra parte.

    Te invitamos cordialmente a participar de la Santa Misa para sanación, el  último  jueves de cada mes, en la iglesia Santa Catalina (Catedral) a las 7:00 pm.  Y el segundo lunes de cada mes en la iglesia San Martin AV. Mario Urteaga cuadra 8 (a cuadra y media de la Plazuela Víctor Raúl) a las 7: 00 p.m.  Eres muy especial para DIOS. ¡¡¡JESÚS te espera!!!  

    Te invitamos a participar en los Grupos de Oración de la Renovación Carismática Católica – Cajamarca. Escoge el lugar donde mejor te conviene:

    Grupo   :  Virgen del Camino

    Lugar    :               Casa de Retiro “Virgen del              Camino” (Av. Mártires de Uchura  cay N°1964  )

    Día y Hora           : Lunes – 6:30 p.m.

    Grupo   : “Santa Rosa de Lima”

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa

                                     Catallina (La Catedral) - Jr. Amalia             Puga N° 540

    Día y Hora           :  Jueves – 7:00 p.m.

    Grupo   : “Dios es Amor”

    Lugar    :               Capilla San Francisco (entre           Jr.           El Milagro y Prolg.              Diego Ferré

    Día y Hora           :  viernes – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Jesús el Buen Pastor”

    Lugar    :               Capilla Santa Elena           (esquina               Jr. Diego Ferré y  Jr. José Olaya

    Día y Hora           :  Sábado – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Plegarias al Espíritu Santo”

    Lugar    :               Iglesia San José (Jr. Miguel             Iglesias

    Día y Hora           :  Domingo – 3:00 p.m.

    Grupo   : de Jóvenes

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa Catalina (La Catedral) - Jr.               Amalia Puga

                                  N° 540                                                                                

    Día y Hora:            Domingo – 3:00 p.m.


    Si no vives en Cajamarca, busca un grupo de la RCC en tu ciudad y participa.




     

                 ¡¡¡Jesús te espera…!!!

     

    Conoce al diablo para poder vencerle




    Es preciso conocer al enemigo de lo contrario te seduce y engaña con facilidad, no le demos ese chance por nuestra negligencia, es hora que nos dejemos  de pensar que todo lo sabemos y desechemos muchas verdades que nos ayudaran a salvarnos.

    Te invitamos cordialmente a participar de la Santa Misa para sanación, el  último  jueves de cada mes, en la iglesia Santa Catalina (Catedral) a las 7:00 pm.  Y el segundo lunes de cada mes en la iglesia San Martin AV. Mario Urteaga cuadra 8 (a cuadra y media de la Plazuela Víctor Raúl) a las 7: 00 p.m.  Eres muy especial para DIOS. ¡¡¡JESÚS te espera!!!  

    Te invitamos a participar en los Grupos de Oración de la Renovación Carismática Católica – Cajamarca. Escoge el lugar donde mejor te conviene:

    Grupo   :  Virgen del Camino

    Lugar    :               Casa de Retiro “Virgen del              Camino” (Av. Mártires de Uchura  cay N°1964  )

    Día y Hora           : Lunes – 6:30 p.m.

    Grupo   : “Santa Rosa de Lima”

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa

                                     Catallina (La Catedral) - Jr. Amalia             Puga N° 540

    Día y Hora           :  Jueves – 7:00 p.m.

    Grupo   : “Dios es Amor”

    Lugar    :               Capilla San Francisco (entre           Jr.           El Milagro y Prolg.              Diego Ferré

    Día y Hora           :  viernes – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Jesús el Buen Pastor”

    Lugar    :               Capilla Santa Elena           (esquina               Jr. Diego Ferré y  Jr. José Olaya

    Día y Hora           :  Sábado – 4:00 p.m.

    Grupo   : “Plegarias al Espíritu Santo”

    Lugar    :               Iglesia San José (Jr. Miguel             Iglesias

    Día y Hora           :  Domingo – 3:00 p.m.

    Grupo   : de Jóvenes

    Lugar    :               Salón de la Iglesia Santa Catalina (La Catedral) - Jr.               Amalia Puga

                                  N° 540                                                                                

    Día y Hora:            Domingo – 3:00 p.m.


    Si no vives en Cajamarca, busca un grupo de la RCC en tu ciudad y participa.



     

                 ¡¡¡Jesús te espera…!!!