miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL CAMINO DEL ADVIENTO

 
 
Hermano(a) tiempo maravilloso que el Señor nos llama para prepararnos a seguir el camino, tiempo que no debemos desaprovechar sentados, pongamonos de pie y empesemos a CAMINAR, porque el señor nos quiere en movimiento, incluso los que creen estar muy adelantados en el camino. Siempre hay algo que preparar, a fin de que en el punto que nos encontremos, siempre teneos que ir más adelante, porque cada paso que demos es el Señor quien nos llama a preparar el camino, viene a nuestro encuentro, un ENCUENTRO SIEMPRE NUEVO, SIEMPRE MAS GRANDE. Por eso el caminante pruedente y decidido, siempre dirá que no ha hecho más que comenzar; olvidará lo que queda detrás de él para poder decirse cada día: "sólo vale lo que está delante" (Flp 3,13).
Nosotros, ¡Quiera Dios, por lo menos, hayamos comenzado a caminar! cualquiera que nos pongamos en ruta ya estamos en buen camino.
Nuestro Señor, nos ha preparado el camino de su volundad, sólo tenemos que aceptarlo y comprometernos. Vivimos en un mundo de violencia, mentiras, placeres sin sentido, lágrimas, sufrimientos, sin embargo, los que seguimos a Jesús tenemos que afirmarlo y creerlo. El Señor viene poco a poco, muy misteriosamente. No viene todavia como juez; esto será al final de los tiempos, no viene tampoco como un simple judío, como la primera vez, viene COMO EL RESUSITADO, que lleva a cabo en los hombres su obra de salvación. Este es verdaderamente el gran misterio y la grandiosidad de la vida de la liturgia.
Viene en la suavidad y la paciencia, sin nada de espectáculos, en un respeto total a cada uno de nosotros. Sin ninguna violencia, sin astucia, sin privar a nadie de su libertad, logra de una forma maravilloza venir poco a poco al corazón de los hombre. Por eso cada adviento debería ser una insesante busqueda de Jesús.
Sólo unidos a Dios tendremos paz y seremos felices. Pero quizás cada adviento lo empecemos con buena voluntad y grandes deseos, pero nos asaltan las dudas y pensamos que no hemos hecho nada, que estamos igual que al principio, y nos preguntamos: ¿Vale la pena vivir Adviento? pués, no olvidemos que en la vida espiritual siempre es más importante lo que Dios hace en nosotros que lo que nosotros hacemos.
RECORDEMOS QUE DIOS ES DIOS, él es el todo poderoso, el omnipotente, el sabio, el amor, el eterno... El Sabe lo que nos conviene y lo hace en su momento, no en el nuestro y sobre todo no olvidemos que nos ama tanto y quiere que seamos salvos para tenernos en su presencia siempre y hará hasta lo imposible para conseguirlo, pero nosotros tenemos que desearlo, pedirlo y prepararnos, Dios respeta nuestra libertad, ¡Nosotros decimos! y ¡Sí vale la pena vivir adviento!.
El adviento es Dios que viene a nosotros, y nosotros que vamos a Dios. Si tubieramos que fiarnos de lo que nosotros hacemos, bien poca seguridad tendríamos; por eso todo lo que nosotros tenemos que hacer es disponernos y prepararnos para resivir su don, para que no se pierda por falta de atención o de acogida nuestra, más bien estemos atentos para que nuestro corazón quede colmado del gozo de su presencia.
 

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