Los caminos de la oración son muchos. Se puede orar de varias 
formas. Existen muchos modos de entrar en contacto con Dios. Cada quien elegirá 
el suyo de acuerdo a su personalidad, a sus circunstancias personales, a lo que 
le llene más espiritualmente en cada momento determinado.
Éstas 
son:

 Oración 
vocal 

 Lectura 
meditada 

 Contemplación 
del 

 Evangelio 

 Oración sobre la vida 
cotidiana 

 Oración de 
contemplación  
 
Oración vocal: 
Consiste en repetir con los labios o con la mente, 
oraciones ya formuladas y escritas como el Padrenuestro, el Avemaría, el ángel 
de la guarda, la Salve. Para aprovechar esta forma de oración es necesario 
pronunciar las oraciones lentamente, haciendo una pausa en cada palabra o en 
cada frase con la que nos sintamos atraídos. Se trata de profundizar en su 
sentido y de tomar la actitud interior que las palabras nos sugieren. Es así 
como podemos elevar el alma a Dios. Podemos apoyarnos en la oración vocal para 
después poder pasar a otra forma de oración. Todos los pasos en la vida se dan 
con apoyos y la oración vocal es un apoyo para las demás. La palabra escrita es 
como un puente que nos ayuda a establecer contacto con Dios. Por ejemplo, si yo 
leo "Tú eres mi Dios" y trato de hacer mías esas palabras identificando mi 
atención con el contenido de la frase, mi mente y mi corazón ya están "con" 
Dios.
 La lectura 
meditada: 
Un libro nos puede ayudar mucho en el camino a 
encontrarnos con Dios. No se trata de leer un libro para adquirir cultura, sino 
de tener un contacto más íntimo con Dios y el libro puede ser una ayuda para 
conseguirlo. No se trata de aprender cosas nuevas, sino de platicar con Dios 
acerca de las ideas que nos inspire el contenido del libro. Hay que leer hasta 
que encontremos una idea que nos haga entrar en contacto con Dios y ahí frenar 
la lectura "saboreando" el momento. Es así como se profundiza en las ideas del 
libro para escuchar a Dios. Si cuando estamos leyendo, se produce una visita de 
Dios, abandonémonos a Él. Al orar hay algo que nos "llama", una idea en la que 
sentimos la necesidad de profundizar. Para profundizar volvemos a la idea para 
verla en todos sus aspectos hasta que llegue a sernos personal, hasta que la 
hagamos propia. Esta idea mueve nuestra voluntad, nuestra capacidad para el 
amor, el deseo y el afecto. Esta oración debe terminar con un propósito de vida 
de acuerdo a las ideas en las que hemos profundizado en compañía de 
Dios.
 Contemplación 
del Evangelio: 
Consiste en leer un pasaje del Evangelio, 
contemplarlo, saborearlo y compararlo con nuestra vida, tratando de ver qué es 
lo que debo cambiar para vivir de acuerdo a los criterios de Cristo. Al leer el 
Evangelio nos vamos a familiarizar con los gestos y las palabras de Cristo, y a 
comprender su sentido. Poco a poco iremos cambiando nuestra mentalidad y nuestra 
conducta de acuerdo a los criterios del Evangelio. Comparamos nuestro actuar en 
la vida con la vida de Jesús en el Evangelio. Se trata de mirar a Jesús más que 
mirar el pasaje del Evangelio, escuchar su Palabra. Al orar de esta forma, hemos 
pasado de la reflexión que se detiene a mirar en cada punto a un mirar 
simplemente a Cristo. Para ponerlo en práctica se necesitan seguir los 
siguientes pasos: 
a) Ponernos en presencia de Dios y ofrecerle nuestra 
oración. Leer lentamente la escena del Evangelio para tener una visión rápida de 
conjunto, del lugar donde sucede. Por ejemplo, en Belén, en el templo de 
Jerusalén, etc. Después pedirle a Dios que adquiramos un conocimiento más hondo 
de Jesús para amarlo más y poderlo servir mejor. 
b)Volvemos sobre el 
pasaje evangélico y vemos las personas y: 
- Vemos a los personajes que 
hablan y actúan en el pasaje. Fijarnos en cada uno en particular viendo primero 
su exterior para luego contemplar sus sentimientos más íntimos, sean buenos o 
malos. Sacar algún fruto personal. 
- Después escuchamos las palabras: 
Penetrar en su sentido, poner atención a cada una de ellas. Algunas palabras las 
podemos escuchar dirigidas a nosotros personalmente. Sacar un fruto 
personal. 
- Como tercer punto, consideraremos las acciones: seguir las 
diversas acciones de Jesús o de las demás personas. Penetrar en los motivos de 
tales acciones y los sentimientos que los han inspirado. Sacar algún fruto 
personal, recordando que la oración nos debe llevar a la conversión de 
corazón. 
c) Terminar platicando con Jesús o con su Madre la Santísima 
Virgen María acerca de lo que hemos descubierto. 
 Oración sobre la vida 
cotidiana: 
Dios está presente en nuestra vida. Los acontecimientos 
de la vida son un camino natural para entrar en contacto con Dios. Es necesario 
buscar la presencia de Dios en nuestra vida y descubrir qué es lo que Dios 
quiere de nosotros. Esta búsqueda y este descubrimiento son ya una oración. 
Estar atentos a lo que Dios quiere de nuestra vida es hacer oración y nos invita 
a colaborar con Él. De esta "mirada" sobre mi vida nacerá el asombro, el 
agradecimiento, la admiración, el dolor, el pesar, etc. De esta manera nuestra 
vida entera será una oración.
 Contemplación: 
Se le conoce también como silencio en 
presencia de Dios. Este es el punto donde culminan todos las formas de orar de 
las que hemos hablado con anterioridad. Es el momento en que se interrumpe la 
lectura, o se deja la reflexión sobre un acontecimiento, una idea o un pasaje 
del Evangelio. Se da cuando ya no hay deseos de seguir lo demás, se ha 
encontrado al Señor con toda sencillez, después de recorrer un camino. Hemos 
experimentado interiormente que Dios nos ama a nosotros y a los demás. Es 
guardar silencio en presencia de Dios con un sentimiento de admiración, de 
confusión, de gratitud, cuando nos sentimos invadidos por la grandeza de Dios y 
su amor hacia nosotros y nos ofrecemos a Él. 
La oración contemplativa es 
mirar a Jesús detenidamente, es escuchar su Palabra, es amarlo silenciosamente. 
Puede durar un minuto o una hora. No importa el tiempo que dure ni el momento 
que escojamos para hacerla. 
Para tener una oración contemplativa, 
debemos: 
a) Recoger el corazón: Olvidarnos de todo lo demás, 
encontrándonos con Él tal y como somos, sin tratar de ocultarle nada. 
b) 
Mirar a Dios para conocerle: No se puede amar lo que no se conoce. Al mirarlo 
debemos tratar de conocerlo en su interior, sus pensamientos y 
deseos. 
c) Dejar que Él te mire: Su mirada nos iluminará y empezaremos a 
ver las cosas como Él las ve. 
d) Escucharle con espíritu de obediencia, 
de acogida, de adhesión a lo que Él quiere de nosotros. Escuchar atentamente lo 
que Dios nos inspira y llevarlo a nuestra vida. 
e) Guardar silencio: 
Silencio exterior e interior. En la oración contemplativa no debe haber 
discursos, sólo pequeñas expresiones de amor. Hablar a Jesús con lo que nos diga 
el corazón.  
 ¡Comenzar con la oración de hoy! 
 
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