lunes, 21 de enero de 2013

MARIA NO ABANDONA A SUS HIJOS, NOS ACOMPAÑARA SIEMPRE EN NUESTRA MISION.


 
María, está con nosotros durante todo el día, con ella nos sentimos tranquilos como un niño que descansa en los brazos de su madre. Cuando estamos con pena y dolor, igual como ella, cuando estuvo frente a la cruz, nos sentimos consolados, porque Jesús nos la dejo como nuestra madre, Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 25-27) Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa y nosotros la traemos a la nuestra y nos llenamos de alegría. Decimos entonces, gracias Jesús, por dejarnos a María como nuestra Madre, con ella, no tenemos miedo, nos sentimos seguro y nos ayuda a buscarte, especialmente cuando tenemos peligro de caer o cuando caemos y buscamos ser perdonados por ti.

El amor de María, el mismo que ella tuvo por Jesús, nos reconforta, nos levanta con su radiación y nos invita permanentemente a mirar a Jesús, como ella lo miro en la cruz. Mirar a Jesús, amor encarnado, Hijo del Padre que nos ama sin condición. Ella nos muestra como mirar a Jesús crucificado, para amarlo, y también sufrir y saber perdonar, ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!

Recordemos como María nos enseña mirar a Jesús en Belén, desde ese instante aprendemos a amarlo y, luego nos formamos como discípulos de su hijo amado. María fue fiel a su Hijo y lo siguió hasta la muerte en la cruz y con su fidelidad nos motiva para seguir a Jesús hasta la misma cruz. María nos enseña a ser obedientes con su Hijo, "Haced lo que Él os diga" (Jn 2:5)-. María nos muestra con su fidelidad al Padre y su solidaridad con su Hijo, un modelo de vida. Así es, como damos al Padre, Gracias por María, así como decimos al Hijo, gracias por darnos una madre fiel, amorosa. Gracias porque María nos ayuda sentirnos hijos amados del Padre, hermanos de Jesús. Gracias, porque su resplandor de buena mujer y buena madre, brilla ante todos sus hijos, alumbrándonos el camino para llegar a Jesús.

Con gran confianza, con mucha esperanza, acompañados por la Santísima Virgen María, salgamos a la misión universal que nos encomendó el Señor Jesús: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16, 15), María Madre de Dios, nos ayudara a misionar, en nuestras casas, en nuestro trabajo cotidiano, con nuestros amigos, con nuestros vecinos, es decir en todo lugar.

 

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