Como VestimosLa forma en
que vestimos refleja cuanto respetamos al anfitrión y la dignidad del evento. Es
por eso, por ejemplo, que nos presentamos bien vestidos a una entrevista de
trabajo, a un banquete de gala, a una boda o un funeral.
Si los católicos comprendiesen el significado sublime de la Santa Misa, deberían manifestar el mayor respeto en la forma que se visten.
Si los católicos comprendiesen el significado sublime de la Santa Misa, deberían manifestar el mayor respeto en la forma que se visten.
No se trata
de juzgar a las personas por su apariencia. Bien nos lo enseña
Santiago:
Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: «Tú, siéntate aquí, en un buen lugar»; y en cambio al pobre le decís: «Tú, quédate ahí de pie», o «Siéntate a mis pies». ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con criterios malos? -Santiago 2,2-4.
La persona
con vestido sucio puede que haya salido del trabajo y que sea su única
oportunidad de asistir a misa. Puede que venga con grandes problemas personales
y no está pensando en su forma de vestir. En fin, hay muchas razones y no se
debe juzgar. Es importante que extendamos una bienvenida llena de amor a todos.
Sin embargo,
debemos juzgarnos a nosotros mismos. Si vamos a misa vestidos
como si fuéramos a cualquier evento, sin estamos descuidando la forma de vestir
en la iglesia, hacemos mal. Recordemos que somos unidad de cuerpo y alma. Todo
nuestro ser debe prepararse para la gran celebración que es la misa dominical.
Todo lo visible ayuda a elevarnos al Dios invisible: La arquitectura, la música,
las vestimentas del sacerdote, las imágenes sagradas, los utensilios sagrados,
en fin, todo, debe manifestar la sublime importancia de la Santa Misa.
Aun si somos
pobres, vistamos para el Señor lo mejor que tenemos, con dignidad.
Lo importante es la actitud que representan nuestros actos. He podido
constatar muchas veces como los campesinos pobres van a la Santa Misa bien
arreglados. No tienen ropa de lujo pero visten lo mejor que tienen. Hay un
ambiente de respeto que manifiesta que la Misa es lo mas importante.
Si no
vestimos la mejor ropa para la Santa Misa, ¿para quien la reservamos?.
Recordemos que no solo se habla con las palabras sino también con el lenguaje de
nuestras actitudes externas. Es por eso que Jesús nos enseña en el Evangelio de
San Mateo:
«Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." -Mateo 22,11-13
Evidentemente
no se trata de un pobre que no tenía otra cosa que vestir, pues entonces
aplicaría el pasaje de Santiago expuesto arriba. Se trata de una falta de
respeto que no se puede justificar.
Si visitamos
las basílicas de Roma encontraremos que allí no permiten pantalones cortos,
vestidos sin mangas o escotes provocativos. No vamos a discutir aquí la
delimitación exacta de cada pieza. El pudor y el respeto nos deben guiar. No
abogamos tampoco por hacer de la ropa el centro de la atención. Pero hoy día nos
hemos ido al otro extremo y olvidado que vestir respetuosamente si tiene
su importancia.
Como actuamos en la
iglesiaLa Iglesia es un lugar sagrado, reservado para el
culto a Dios. El Santísimo Sacramento está en el tabernáculo y Su Presencia Real
requiere de nosotros la mayor reverencia. Es por eso que, aunque no se
esté celebrando la Santa Misa, el ambiente en la iglesia debe conducir a la
oración y el respeto a Dios.
No es que la
casa de Dios sea un lugar sombrío y severo pero tampoco es lugar para diversión
ni para andar a las anchas. Es mas bien un lugar sagrado, diferente a todos los
demás. ¡Es casa de oración! No es necesaria la rigidez pero no
se debe andar como en el parque o en un centro comercial. Toda nuestra actitud
debe reflejar nuestra fe en la Presencia de Cristo.
Tenemos la obligación moral de reflexionar sobre
nuestro propio comportamiento y enseñar a nuestros hijos. Los
sacerdotes y los encargados de formación deben igualmente enseñar el respeto
debido en la iglesia.
Algunas reglas:
En la Iglesia:
Prohibidos chicles, comidas y bebidas. Vestir decorosamente. Evitar escotes y vestidos provocativos; evitar jeans, pantalones apretados, shorts, camisetas.
Mantener el teléfono (mobil) apagado. Nunca utilizarlo en la iglesia.
Persignarse con agua bendita al entrar. Nos recuerda nuestro bautismo y borra los pecados veniales
Hacer genuflexión ante el sagrario (tocar el suelo con la rodilla derecha)
Guardar silencio por respeto, para facilitar el recogimiento y la oración. Evite conversaciones y cualquier distracción.
En la misa:
Saber cuándo sentarse, arrodillarse y pararse.
Participar en las oraciones y los cantos.
Cuidar de no hacer ruido con los reclinatorios al levantarlos y bajarlos.
Sentarse con postura decorosa. No acostarse en los bancos.
Enseñar a los niños a comportarse. No correr por la Iglesia
Para comulgar: Es necesario practicar la fe católica y estar en gracia de Dios para ir a comulgar.
Respetar la hora del ayuno.
En la fila estar recogidos en oración y no andar saludando.
Prohibidos chicles, comidas y bebidas. Vestir decorosamente. Evitar escotes y vestidos provocativos; evitar jeans, pantalones apretados, shorts, camisetas.
Mantener el teléfono (mobil) apagado. Nunca utilizarlo en la iglesia.
Persignarse con agua bendita al entrar. Nos recuerda nuestro bautismo y borra los pecados veniales
Hacer genuflexión ante el sagrario (tocar el suelo con la rodilla derecha)
Guardar silencio por respeto, para facilitar el recogimiento y la oración. Evite conversaciones y cualquier distracción.
En la misa:
Saber cuándo sentarse, arrodillarse y pararse.
Participar en las oraciones y los cantos.
Cuidar de no hacer ruido con los reclinatorios al levantarlos y bajarlos.
Sentarse con postura decorosa. No acostarse en los bancos.
Enseñar a los niños a comportarse. No correr por la Iglesia
Para comulgar: Es necesario practicar la fe católica y estar en gracia de Dios para ir a comulgar.
Respetar la hora del ayuno.
En la fila estar recogidos en oración y no andar saludando.
El descuido del respeto,
orden y decoro hacia las cosas de Dios ocurre si nos dejamos llevar por lo que
el mundo considera importante y "normal". Pero Dios exige a los suyos una forma
nueva de vivir y comportarse. El hecho de que Dios es Nuestro Padre y que nos
ama infinitamente no se opone a la necesidad de rendirle adoración y gloria y
manifestar sumo respeto en la Iglesia. Recordemos con que celo defendió Jesús el
respeto que debemos tener a la casa de Dios (Cf. Mt. 21,13).
-Padre Jordi
Rivero.
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