|
La historia de Rolando Rivi,
adolescente proclamado mártir por el Papa
Francisco |
MADRID, 15 Abr. 13 /
Entre los
decretos de mártires aprobados el 28 de marzo por el Papa Francisco, figura de
forma particular el de Rolando Rivi, un seminarista de 14 años asesinado por
odio a la fe en 1945 en Italia, a manos de un grupo de partisanos
comunistas.
El joven seminarista nació en 1931, en San Valentino
(Italia), siendo el segundo hijo de dos granjeros profundamente religiosos,
Roberto y Albertina.
Apenas a los 11 años, en 1942, Rolando decidió
ingresar al seminario de la villa italiana de Marola. El 1 de octubre de ese año
tomó la sotana.
Según recuerdan sus compañeros por aquellos días, el
joven los animaba asegurándoles que “un día, con la ayuda de Dios, seremos
sacerdotes. Yo seré misionero. Quiero llevar a Jesús a quienes no le
conocen”.
“Nuestro deber como sacerdotes es rezar mucho y salvar almas
para llevarlas al paraíso”, les decía.
Al invadir los alemanes Italia en
1944, y cerrar el seminario donde estudiaba, Rolando vio truncada su formación
sin haber recibido siquiera las órdenes menores. A pesar de esto, el joven no
dejó de vestir la sotana durante su apoyo a Acción Católica y
catequesis.
Sus padres le rogaban que se quite la sotana, “es mejor que
no la utilices”, pues diversos grupos comunistas, dedicados al sabotaje contra
los nazis, expresaban también su odio a la Iglesia asesinando a varios
sacerdotes en la región.
“¿Por qué? ¿Qué mal hago llevándola?”,
preguntaba Rolando ante los pedidos de que deje de usar su vestimenta de
seminarista.
“No tengo ninguna razón para dejar de usarlo. Estudio para
ser sacerdote y debo vestir en señal de que pertenezco a Jesús”, aseguraba, a
pesar de haber recibido ya insultos de partisanos comunistas en su
pueblo.
Sin embargo, Rolando aseguraba que “no tengo miedo ni estoy
asustado. No puedo esconderme. Pertenezco a Dios”.
A pesar del peligro,
el joven continuó ayudando en la parroquia de su pueblo junto al párroco, P.
Olinto Marzocchini y al P. Alberto Camellini, quienes también sufrieron
agresiones de los comunistas.
El 10 de abril de 1945 tocó el órgano
durante la Misa que ofició el P. Marzocchini en la parroquia. Al culminar la
Eucaristía, vestido con su sotana, recogió sus cosas y cruzó el bosque que lo
separaba de su hogar, al cual nunca logró llegar.
Tras una búsqueda
desesperada de tres días, el padre de Rolando, junto al P. Camellini encontraron
su cadáver lleno de signos de tortura y martirio. Según se reveló después,
Rolando sufrió durante tres días torturas y humillaciones, con insultos a Dios,
Cristo y a la Iglesia.
Los partisanos comunistas comenzaron su tormento
contra el joven seminarista quitándole la sotana y golpeándole duramente con un
cinturón. Al terminar con la tortura, los partisanos comunistas lo llevaron
entre los árboles, dejando un rastro de sangre tras de sí.
Sus captores
le dejaron rezar, pidiendo por sus padres y por sus asesinos. Después, los
comunistas le dispararon dos veces, impactándole en la cabeza y cerca del
corazón.
Tras semienterrarlo, los asesinos se quedaron con la sotana de
Rolando, anudándola para utilizarla como pelota de fútbol.
Rolando fue
enterrado formalmente el 29 de mayo, tras la liberación de Italia, recibiendo el
homenaje de todos los fieles del pueblo.
Su tumba se convirtió en un
lugar de peregrinación y se atribuyeron diversas curaciones a su
intercesión.
La Diócesis de Módena (Italia) abrió la causa de
beatificación de Rolando en 2006.
Seis años después, la comisión
encargada por la Congregación para la Causa de los Santos certificó su muerte
como mártir por odio a la fe, que fue decretada por el Papa Francisco.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario