Papá y mamá en sintonía |
No olvidemos que los que más sufren en estos casos de discordia entre padres, son los hijos, que con el continuo envío de mensajes contradictorios se les está confundiendo, perdiendo así el norte en el proceso educativo.
Unidad de la autoridad
El problema de la unidad en la educación se presenta complicado. Tenemos, en primer lugar, a un padre y una madre con sus diferencias sicológicas que provocan diversidad de métodos y de aplicaciones. Y rodeando al padre y a la madre se sitúan muchos agentes por los que pasa el niño antes de volverse adulto: los abuelos, los tíos, los hermanos mayores, los primos, los amigos de la familia, los empleados cercanos, los amigos del niño, los profesores…
Todos tienen algo que decirle al niño; todos ponen algo que va completando su persona. Es natural que haya entre unos y otros agentes diversas tonalidades, diversos matices, porque son diversas autoridades. Lo que no debe haber es discordancia continuada entre las autoridades por las que pasa el niño. Las influencias no deben repelerse, sino complementarse. La unión hace la fuerza. Si uno niega y otro afirma, si uno empuja y otro detiene, el niño se desconcierta, vacila y desprecia a la autoridad.
Es necesario establecer una línea armónica orientadora y mantener en vigor el principio general de que los abuelos, los tíos, los profesores deben aceptar el orden general de la casa y apoyar la acción de los padres. Para el delicado deber de la educación cabe el refrán "una reina para muchas abejas y un pastor para muchas ovejas".
Consejos para los padres
Los hijos son los más afectados cuando no hay unión entre papá y mamá. Es por eso, que la mejor forma de ejercer una autoridad coherente es fortalecer la unión entre esposos.
Si estamos hablando del caso en que padre y madre, por diferentes circunstancias se encuentran separados, entonces por el bien de los hijos, deben tener puntos comunes para no caer en la contradicción.
Aquí le damos algunas sugerencias:
• Transmitir siempre una imagen del cónyuge de forma respetuosa.
• No autorizar lo que el otro ha prohibido.
• No disputar delante de los hijos. Si hay que discutir algo, háganlo a solas.
• No demostrar desacuerdo sobre el modo de proceder con los hijos, delante de ellos mismos.
• No hacer al hijo confidente de las penas que causa el cónyuge, al menos hasta que alcance la edad y madurez necesaria.
• Enfóquese en transmitirle a sus hijos más las fortalezas que debilidades de su esposo/a.
• No le haga mala fama a su cónyuge con sus hijos, pues ellos lo irán interiorizando y usted terminará perdiendo autoridad frente a ellos. Evite comentarios como: es que la mamá es una “fiera”, o el papá es un “alcahueta”.
Autor: Félix Fernández González
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