miércoles, 28 de mayo de 2014


BOLETIN INFORMATIVO DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA DE CAJAMARCA - Mayo 2014

 
EDITORIAL

Queridos hermanos en Cristo y en María.

Por medio de este boletín informativo, buscamos llegar al corazón de tu familia, comunidad o grupo de oración, para compartir experiencias de crecimiento en la vida del Espíritu.

Sentimos la necesidad de un cambio profundo y de una nueva evangelización renovada en ardor, métodos y expresión capaz de llevar a nuestros hermanos a un encuentro personal con Jesús Resucitado, único Salvador y Redentor del hombre a una auténtica conversión a su persona y a su evangelio bajo la guía del Espíritu Santo para la gloria del Padre.

Mediante este boletín, queremos que conozcas de a pocos a la Renovación Carismática Católica de Cajamarca; es decir quiénes somos, qué hacemos, dónde estamos; para que nos busques con tu familia y descubran la presencia de un Dios vivo entre nosotros en medio de la “alabanza , intercesión y adoración”.

Ora siempre por ustedes:

 
P. Jorge Luis Chiu Mayurí O.A.R, Asesor de la Renovación Carismática Católica en Cajamarca.


 

RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE CAJAMARCA

EQUIPO DIOCESANO DE COORDINACIÓN:

Asesor Espiritual:

Fr. Jorge Luis Chiu Mayurí

Coordinador:

Hno. Augusto Cueva Moncada

Sub coordinadora:

Hna. Ada Olivares de Bozzo.

Responsables de Grupos:

Hna. Jenny Saldaña Ambulódegui – (Capilla San Francisco)

Hna. Hilda Mendoza López – (Capilla San José)

Hno. Miguel Lucero Juárez – (Grupo de Jóvenes)

Hna. Doris Vargas Quispe – (Parroquia Santa Elena)

Hna. Maruja Martínez Alva – (La Catedral)

FICHA DE ACTUALIZACIÓN DE LOS G.O.

Para una mejor organización, comunicación y coordinación de actividades, te pido nos proporciones los siguientes datos:

FICHA DE DATOS

PARROOUIA:……………………………………………

Grupo de Oración (G.O.): …………………………………………………………….….Responsable:…………………………………….……

Teléfono:………………………………………………….

E-Mail:……………………………………………………..

Número de integrantes:……………………………

Luego de orar en grupo realizar:

Análisis FODAS para conocer la Situación Actual de tu grupo.

F = Fortalezas

O = Oportunidades

D = Debilidades

A = Amenazas

S = Sugerencias para este año.

Remitir la FICHA DE ACTUALIZACIÓN a la Parroquia Santa Catalina: (La Catedral).

Al Coordinador Diocesano: Hno. Augusto Cueva Moncada.

Día: Martes. Hora: 7.00 pm.

Tus datos permitirán realizar un buen Diagnóstico Situacional y elaborar nuestro Plan de Acción Diocesano.

¡DIOS TE BENDIGA!

NUESTRO OBJETIVO

“Buscar a los católicos bautizados lejanos y alejados de la RCC para involucrarlos en la evangelización, renovar y fortalecer a los grupos de oración carismática por zonas pastorales, acompañar a los ministerios carismáticos en su proceso de formación doctrinal, espiritual por etapas para fructificar en el Espíritu, en la fe y vivir la santidad desde la experiencia Trinitaria de comunión para compartir y celebrar nuestro ser eucarístico, orante, misionero y comunitario en el servicio solidario con los más necesitados.”


INFORME HORARIOS DE REUNION DE GRUPOS DE ORACIÓN:

Catedral jueves 7.00 pm.

Santa Elena Sábado 4.00pm.

San José´ Domingo 3.00 pm.

San Francisco miércoles 7.00 pm.

AGENDA CARISMÁTICA

NOVENA DE PENTECOSTES

Lugar: Parroquia San José

Día: desde el viernes 30 de Mayo al Sábado 07 de junio. Hora: 7.00 pm.

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTES

ENCUENTRO DE CARISMÁTICOS DE CAJAMARCA

Lugar: Parroquia San José

Día: Domingo 08 de Junio Hora: 4.00 pm.

JORNADA DE RENOVACIÓN Y COMPROMISO EN EL ESPÍRITU EUCARISTÍA – ADORACIÓN

Se convoca a todos los Grupos de Oración Carismática Católica de Cajamarca y a todos los carismáticos que alguna vez participaron de un Seminario de Vida en el Espíritu.

Lugar: Casa de Retiro “Virgen del Camino”

Av. Mártires de Uchuracay N° 1964

Día: Sábado 05 de Julio Hora: 9.00 am a 5.00 pm

Colaboración: S/ 12.00 (incluye almuerzo)

Nota: Confirmar su participación hasta cuatro (04) días antes, llamando al Celular 976048424.

NOS ORGANIZAMOS POR:

A) Ministerio de Música y Alabanza

B) Ministerio de Pastoreo

C) Ministerio de Sanación y Liberación

D) Ministerio de Predicación y Enseñanza.

E) Ministerio de Intercesión

F) Ministerio de Niños

G) Ministerio de Jóvenes

A los que te invitamos a participar según el don que has recibido.

 

martes, 27 de mayo de 2014

María y el Don del Espíritu

María y el Don del Espíritu

Si meditamos este hermoso texto de la Catequesis de Juan Pablo II, titulada "María y el Don del Espíritu" en compañia de María podremos experimentar que "...En la comunidad de los creyentes en oración, María está presente, no sólo en los orígenes de la fe, sino en todo tiempo. (Juan Pablo II, Ángelus 13-11-83).


Queridísimos hermanos y hermanas:


1. Recorriendo el itinerario de la vida de la Virgen María, el Concilio Vaticano II recuerda su presencia en la comunidad que espera Pentecostés: «Dios no quiso manifestar solemnemente el misterio de la salvación humana antes de enviar el Espíritu prometido por Cristo. Por eso vemos a los Apóstoles, antes del día de Pentecostés, "perseverar en la oración unidos, junto con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, y sus parientes" (Hch 1, 14). María pedía con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación la había cubierto con su sombra» (Lumen gentium, 59).

La primera comunidad constituye el preludio del nacimiento de la Iglesia; la presencia de la Virgen contribuye a delinear su rostro definitivo, fruto del don de Pentecostés.

2. En la atmósfera de espera que reinaba en el Cenáculo después de la Ascensión, ¿cuál era la posición de María con respecto a la venida del Espíritu Santo?

El Concilio subraya expresamente su presencia, en oración, con vistas a la efusión del Paráclito. María implora «con sus oraciones el don del Espíritu». Esta afirmación resulta muy significativa, pues en la Anunciación el Espíritu Santo ya había venido sobre ella, cubriéndola con su sombra y dando origen a la encarnación del Verbo.

Al haber hecho ya una experiencia totalmente singular sobre la eficacia de ese don, la Virgen santísima estaba en condiciones de poderlo apreciar más que cualquier otra persona. En efecto, a la intervención misteriosa del Espíritu debía ella su maternidad, que la convirtió en puerta de ingreso del Salvador en el mundo.

A diferencia de los que se hallaban presentes en el Cenáculo en trepidante espera, Ella, plenamente consciente de la importancia de la promesa de su Hijo a los discípulos (cf. Jn 14, 16), ayudaba a la comunidad a prepararse adecuadamente a la venida del Paráclito.

Por ello, su singular experiencia, a la vez que la impulsaba a desear ardientemente la venida del Espíritu, la comprometía también a preparar la mente y el corazón de los que estaban a su lado.

3. Durante esa oración en el Cenáculo, en actitud de profunda comunión con los Apóstoles, con algunas mujeres y con los hermanos de Jesús, la Madre del Señor invoca el don del Espíritu para sí misma y para la comunidad.

Era oportuno que la primera efusión del Espíritu sobre Ella, que tuvo lugar con miras a su maternidad divina, fuera renovada y reforzada. En efecto, al pie de la Cruz, María fue revestida con un nueva maternidad, con respecto a lo discípulos de Jesús. Precisamente esta misión exigía un renovado don del Espíritu. Por consiguiente, la Virgen lo deseaba con vistas a la fecundidad de su maternidad espiritual.

Mientras en el momento de la Encarnación el Espíritu Santo había descendido sobre Ella, como persona llamada a participar dignamente en el gran misterio, ahora todo se realiza en función de la Iglesia, de la que María está llamada a ser ejemplo, modelo y Madre.

En la Iglesia y para la Iglesia, Ella, recordando la promesa de Jesús, espera Pentecostés e implora para todos abundantes dones, según la personalidad y la misión de cada uno.

4. En la comunidad cristiana la oración de María reviste un significado peculiar: favorece la venida del Espíritu, solicitando su acción en el corazón de los discípulos y en el mundo.
De la misma manera que, en la Encarnación, el Espíritu había formado en su seno virginal el cuerpo físico de Cristo, así ahora en el cenáculo, el mismo Espíritu viene para animar su Cuerpo místico.

Por tanto, Pentecostés es fruto también de la incesante oración de la Virgen, que el Paráclito acoge con favor singular, porque es expresión del amor materno de ella hacia los discípulos del Señor.

Contemplando la poderosa intercesión de María que espera al Espíritu Santo, los cristianos de todos los tiempos, en su largo y arduo camino hacia la salvación, recurren a menudo a su intercesión para recibir con mayor abundancia los dones del Paráclito.

5. Respondiendo a las plegarias de la Virgen y de la comunidad reunida en el cenáculo el día de Pentecostés, el Espíritu Santo colma a María y a los presentes con la plenitud de sus dones, obrando en ellos una profunda transformación con vistas a la difusión de la buena nueva. A la Madre de Cristo y a los discípulos se les concede una nueva fuerza y un nuevo dinamismo apostólico para el crecimiento de la Iglesia. En particular, la efusión del Espíritu lleva a María a ejercer su maternidad espiritual de modo singular, mediante su presencia, su caridad y su testimonio de fe.

En la Iglesia que nace, Ella entrega a los discípulos, como tesoro inestimable, sus recuerdos sobre la Encarnación, sobre la infancia, sobre la vida oculta y sobre la misión de su Hijo divino, contribuyendo a darlo a conocer y a fortalecer la fe de los creyentes.


No tenemos ninguna información sobre la actividad de María en la Iglesia primitiva, pero cabe suponer que, incluso después de Pentecostés, Ella siguió llevando una vida oculta y discreta, vigilante y eficaz. Iluminada y guiada por el Espíritu, ejerció una profunda influencia en la comunidad de los discípulos del Señor.
 
Autor: SS Juan Pablo II


Juan Pablo II Audiencia general del miércoles, 28 de mayo de 1997


María, indica el camino hacia la unión plena con Dios

María, indica el camino hacia la unión plena con Dios
En medio de las dificultades de la vida, el cristiano cuenta con una ayuda única: la figura de la Madre de Dios «que indica el camino, es decir, Cristo, único mediador que lleva en plenitud al Padre».

Juan Pablo II profundizó en la fuerza que puede infundir en un corazón azorado la figura de la Virgen.

Al levantar la mirada hacia su imagen, explicó el Santo Padre, «podemos afirmar que María, junto a su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos».



Queridos hermanos

Recordemos una de las páginas más conocidas del Apocalipsis de Juan. En la mujer encinta, que da a luz un hijo, ante un dragón rojo como la sangre enfurecido con ella y con el que ha engendrado, la tradición cristiana, litúrgica y artística, ha visto la imagen de María, la madre de Cristo. Sin embargo, según la intención original del autor sagrado, si el nacimiento del niño representa la venida del Mesías, la mujer personifica evidentemente al pueblo de Dios, es decir, el Israel bíblico, o sea, la Iglesia. La interpretación mariana no está en contraste con el sentido eclesial del texto, ya que María es «figura de la Iglesia» (Lumen Gentium, 63; cf. San Ambrosio, «Expos. Lc», II, 7).

En lo profundo de la comunidad fiel aparece por tanto el perfil de la Madre del Mesías. Contra María y la Iglesia se levanta el dragón, que evoca a Satanás y el mal, como lo indica la simbología del Antiguo Testamento: el color rojo es signo de guerra, de masacre, de sangre derramada; las «siete cabezas» coronadas indican un poder inmenso; mientras que los «diez cuernos» evocan la fuerza impresionante de la bestia, descrita por el profeta Daniel (cf. 7,7), imagen también del poder prevaricador que amenaza a la historia.

El bien y el mal, por tanto, se enfrentan. María, su Hijo y la Iglesia representan la aparente debilidad y pequeñez del amor, de la verdad, de la justicia. Contra ellos se desencadena la monstruosa energía devastadora de la violencia, de la mentira, de la injusticia. Pero el canto que sella el pasaje nos recuerda que el veredicto definitivo es confiado a «la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo» (Apocalipsis 12, 10).

Ciertamente en el tiempo de la historia, la Iglesia puede verse obligada a refugiarse en el desierto, como el antiguo Israel en marcha hacia la tierra prometida. El desierto, entre otras cosas, es el refugio tradicional de los perseguidos, es el ámbito secreto y sereno donde se ofrece la protección divina (cf. Génesis 21, 14-19; 1Reyes 19,4-7). Ahora bien, en este refugio la mujer permanece sólo durante un período de tiempo limitado, como subraya el Apocalipsis (cf. 12,6.14). El tiempo de la angustia, de la persecución, de la prueba no es, por tanto, definitivo: al final, vendrá la liberación y será la hora de la gloria.

Contemplando este misterio desde una perspectiva mariana, podemos afirmar que «María, junto a su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia deber mirar hacia ella, que es su madre y modelo, para comprender el sentido de su propia misión en plenitud» (Congregación para la Doctrina de la Fe, «Libertatis conscientia», 22-3-1986, n. 97; cf. «Redemptoris Mater», 37).

Fijemos, entonces, nuestra mirada en María, imagen de la Iglesia peregrina en el desierto de la historia, que se dirige a la meta gloriosa de la Jerusalén celeste, donde resplandecerá como Esposa del Cordero, Cristo Señor. La Iglesia de Oriente honra a la Madre de Dios como la «Odiguitria», la que «indica el camino», es decir, Cristo, único mediador que lleva en plenitud al Padre. Un poeta francés ve en ella «la criatura en su estado original y en su lozanía final, como surgió de Dios en la mañana de su esplendor original» (Paul Claudel, «La Vierge à midi», editorial Pléiade, página 540).

En su inmaculada concepción, María es el modelo perfecto de la criatura humana, llena desde el inicio de esa gracia divina que sostiene y transfigura a la criatura (cf. Lucas 1, 28), que escoge siempre, en su libertad, el camino de Dios. De este modo, en su gloriosa asunción al cielo, María, es la imagen de la criatura llamada por Cristo resucitado a alcanzar, al final de la historia, la plenitud de la comunión con Dios en la resurrección a una eternidad bienaventurada. Para la Iglesia, que experimenta con frecuencia el peso de la historia y el asedio del mal, la Madre de Cristo es el emblema luminoso de la humanidad redimida y abrazada por la gracia que salva.

La meta última de la vicisitud humana llegará cuando «Dios sea todo en todo» (1 Corintios 15, 28) y, como anuncia el Apocalipsis, cuando «el mar deje de existir» (21, 1), para explicar que el signo del caos destructor y del mal será finalmente eliminado. Entonces la Iglesia se presentará ante Cristo como «como una novia ataviada para su esposo» (Apocalipsis 21, 2). Esa será la hora de la intimidad y del amor sin fisuras. Pero ya desde ahora, al mirar a la Virgen elevada al cielo, la Iglesia comienza a experimentar la alegría que le será ofrecida en plenitud al final de los tiempos.

En la peregrinación de fe a través de la historia, María acompaña a la Iglesia como «modelo de la comunión eclesial en la fe, en la caridad y en la unión con Cristo. Eternamente presente en el misterio de Cristo, ella está, en medio de los apóstoles, en el corazón mismo de la Iglesia naciente y de la Iglesia de todos los tiempos. Efectivamente, "la Iglesia fue congregada en el cenáculo con María, que era la Madre de Jesús, y con sus hermanos. No se puede, por tanto, hablar de Iglesia si no está presente María, la Madre del Señor, con sus hermanos» (Congregación para la Doctrina de la Fe, «Communionis notio», 28-5-1992, n. 19; cf. San Cromacio de Aquileya, «Sermo» 30, 1).

Cantemos, entonces, nuestro himno de alabanza a María, imagen de la humanidad redimida, signo de la Iglesia que vive en la fe y en el amor, anticipando la plenitud de la Jerusalén celeste. «El genio poético de san Efrén el Sirio, llamado "la cítara del Espíritu Santo", ha cantado incansablemente a María, dejando una impronta todavía presente en toda la tradición de la Iglesia siríaca» («Redemptoris Mater», 31). Es él quien presenta a María como imagen de belleza: «Ella es santa en su cuerpo, bella en su espíritu, pura en sus pensamientos, sincera en su inteligencia, perfecta en sus sentimientos, casta, firme en sus propósitos, inmaculada en su corazón, eminente, llena de todas las virtudes» («Himnos a la Virgen María» 1,4; editorial Th. J. Lamy, «Hymni de B. Maria», Malines 1886, t. 2, col. 520). Que esta imagen resplandezca en el corazón de toda comunidad eclesial como reflejo perfecto de Cristo y que sea como un signo que se alza por encima de los pueblos, como «ciudad colocada en la cumbre de una montaña», y «lámpara sobre el candelero para que alumbre a todos» (cf. Mateo 5, 14-15). 
Autor: SS Juan Pablo II



 

Programa de la Novena al Espíritu Santo, organizada por RCC de Cajamarca


Novena al Espíritu Santo




 
                    Lugar: Capilla“San José”

              Fecha: Del 30 de mayo al 08 de junio 2014
 
 
VIERNES 30 DE MAYO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Sabiduría
 
 
 SÁBADO 31 DE MAYO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Entendimiento
 
 
 DOMINGO 01 DE JUNIO DEL 2014
6:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
6: 30 p.m.              Tema: Don de Consejo

  LUNES 02 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Fortaleza

MARTES 03 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Ciencia

MIÉRCOLES 04 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Piedad

JUEVES 05 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Frutos del Espíritu Santo
                                             R.P. Juan Carlos Pérez

VIERNES 06 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.               Tema: Efectos del Espíritu Santo el día de Pentecostés
                                        R.P Juan Carlos Pérez                                                                                                         
 
SÁBADO 07 DE JUNIO DEL 2014
7:00 p.m.               Rezo del Santo Rosario al Espíritu Santo
7: 30 p.m.              Tema: Don de Temor de Dios
 
DOMINGO 08 DE JUNIO DEL 2014
4:00 p.m.                            Celebración Eucarística
                                             R.P. Jorge Luis Chiu Mayuri
 
 
 
Espiritu Santo, tú que aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal, tú que me das el don divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estás conmigo, yo quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar una vez más, que nunca quiero separarme de ti por mayor que sea la ilusión material. Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos. Gracias por los favores recibidos.
 
 
 
 

 

 


martes, 20 de mayo de 2014

Taller de oración

 Necesidad de la oración.
 La oración es tan necesaria en nuestra vida espiritual como lo es respirar para nuestra vida del cuerpo.

Desgraciadamente, muchos intentan encontrar a Dios a través de caminos erróneos como la meditación trascendental, la dianética, la cienciología, las técnicas orientales de meditación y relajación, la quiromancia y la adivinación.

En todos estos casos, se habla del espíritu y de un ser superior, un dios cósmico, un dios presente en los elementos que conforman el universo y los ejercicios que realizan los centran en ellos mismos, pues buscan como único fruto "sentirse bien", estar en paz con ellos mismos.

La oración cristiana es muy diferente a estas técnicas que están de moda, porque es una oración personal (de persona a persona) en la que nosotros hablamos con Dios que nos creó, nos conoce y que nos ama. Nuestro Dios es una persona, no algo etéreo como el cosmos o el universo.

No es un dios "cósmico", es un Dios con el que podemos dialogar de persona a persona porque nos conoce a cada uno y sabe qué es lo que necesitamos. Dios es un Padre que nos ama, y con la oración nosotros participamos de su amor. Es un Padre que llena de bendiciones a sus hijos. La oración cristiana da frutos, no sólo con uno mismo sino con los demás, nos hace crecer en el amor a Dios y a los hombres.

Algunos quizá, hayamos alguna vez intentado orar con toda nuestra buena voluntad, pero los esfuerzos que hicimos no dieron el fruto que esperábamos y terminamos desanimados y abandonando la oración.

¿Por qué nos pasa esto? Porque no sabemos orar, necesitamos aprender a orar. Si aprendemos a orar, encontraremos en Dios la respuesta a todas nuestras inquietudes, encontraremos la paz espiritual y nuestro corazón se encontrará lleno de energía para dar amor a los demás

La oración ilumina y fermenta toda nuestra vida y nos hace crecer interiormente. Dios se convierte en un Alguien en nuestras vidas y no es sólo una "idea" sin vida. El diálogo continuo con Dios se vuelve parte de nuestra vida cotidiana.

¿Qué es la oración?
-Para orar, es necesario querer orar
-La oración es buscar a Dios, es ponernos en contacto con Dios, es encontrarnos con Dios, es acercarnos a Dios
-Orar es llamar y responder. Es llamar a Dios y es responder a sus invitaciones. Es un diálogo de amor

-Quien tiene el hábito de orar, en su vida ve la acción de Dios en los momentos de más importancia, en las horas difíciles, en la tentación, etc
-En cambio, si no oramos con frecuencia, vamos dejando morir a Dios en nuestro corazón y vendrán otras cosas a ocupar el lugar que a Dios le corresponde

¿Por qué nos desanimamos en la oración?
-Algunas veces podemos desanimarnos en la oración, porque creemos que estamos orando, pero lo que hemos hecho no es propiamente oración
Lo que no es oración
-Si no se dirige a Dios, no es propiamente oración
-Si no buscamos una comunicación con Dios, sino únicamente una tranquilidad y una paz interior, no estamos orando, sino buscando un beneficio personal
-Si no interviene la persona con todo su ser (afectos, inteligencia y voluntad) no es oración
-Si no hay humildad y esfuerzo no es oración. Para orar es necesario reconocer que necesitamos de Dios
-Si no hay un diálogo con Dios, no es oración
-Cuando retamos o exigimos a Dios tampoco estamos orando
-Si no nos sentimos poco a poco más identificados con Jesucristo no hemos hecho oración
-Si no tenemos un fruto de más amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos, no hemos hecho oración.
 

 Características y consejos para la oración
Características de la oración

-La oración se dirige a Dios y no necesita de muchas palabras: Él conoce lo que nos pasa.
-La oración debe ser perseverante: tener paciencia en establecer ese diálogo con Dios.
-La oración debe ser insistente: no abandonarla a la primera sino insistir
-Para orar es necesario ser humildes: es enriquecerse partiendo de nuestra pobreza para abrirnos a la riqueza de Dios.
-La oración es poderosa: se pueden observar en la Iglesia muchos imposibles conseguidos por la oración
-La oración es confiada: al orar se tiene la certeza de que Dios no nos va a fallar y esto debe transformar nuestra vida
-La oración, siempre debe estar precedida del perdón: antes de orar debemos limpiar nuestro corazón...
-La oración es necesaria para no caer en tentación: nos fortalece para vivir siempre cerca de Dios
Consejos para la oración
Cuando comencemos a orar es muy conveniente hacer un ejercicio de reflexión para preparar nuestro corazón. Consiste en detenernos un momento a pensar que es lo que estamos haciendo, con quién estamos hablando

Dedicar cada día unos minutos a la oración personal. Así como dormimos, comemos, trabajamos y descansamos, la oración debe formar parte de nuestra vida diaria.
Algunas recomendaciones prácticas que cada persona puede adaptar a su estilo de vida:
- Lugar: Escoger un lugar específico para orar. No importa cuál sea, mientras nos ayude a obtener el silencio interior que necesitamos

- Horario: Revisar nuestro horario y escoger para la oración un momento en el que nos encontremos en paz y no tengamos muchas ocupaciones y que tampoco nos encontremos muy cansados. Procurar que esta hora sea siempre la misma y mantenerla fija lo más que se pueda

- Postura: La postura es importante, mas no indispensable. La oración no es cuestión de ejercicios físicos, es algo espiritual. Cada quien puede adoptar la postura que quiera, ya que cada persona experimenta las cosas de manera distinta. Nos pueden ayudar algunos ejercicios de relajación y de respiración, pero sin convertirse en el fin de nuestra meditación.
 

Tipos de oración

Los caminos de la oración son muchos. Se puede orar de varias formas. Existen muchos modos de entrar en contacto con Dios. Cada quien elegirá el suyo de acuerdo a su personalidad, a sus circunstancias personales, a lo que le llene más espiritualmente en cada momento determinado.

Éstas son:

Oración vocal
Lectura meditada
Contemplación del
Evangelio
Oración sobre la vida cotidiana
Oración de contemplación

Oración vocal:

Consiste en repetir con los labios o con la mente, oraciones ya formuladas y escritas como el Padrenuestro, el Avemaría, el ángel de la guarda, la Salve. Para aprovechar esta forma de oración es necesario pronunciar las oraciones lentamente, haciendo una pausa en cada palabra o en cada frase con la que nos sintamos atraídos. Se trata de profundizar en su sentido y de tomar la actitud interior que las palabras nos sugieren. Es así como podemos elevar el alma a Dios. Podemos apoyarnos en la oración vocal para después poder pasar a otra forma de oración. Todos los pasos en la vida se dan con apoyos y la oración vocal es un apoyo para las demás. La palabra escrita es como un puente que nos ayuda a establecer contacto con Dios. Por ejemplo, si yo leo "Tú eres mi Dios" y trato de hacer mías esas palabras identificando mi atención con el contenido de la frase, mi mente y mi corazón ya están "con" Dios.

La lectura meditada:

Un libro nos puede ayudar mucho en el camino a encontrarnos con Dios. No se trata de leer un libro para adquirir cultura, sino de tener un contacto más íntimo con Dios y el libro puede ser una ayuda para conseguirlo. No se trata de aprender cosas nuevas, sino de platicar con Dios acerca de las ideas que nos inspire el contenido del libro. Hay que leer hasta que encontremos una idea que nos haga entrar en contacto con Dios y ahí frenar la lectura "saboreando" el momento. Es así como se profundiza en las ideas del libro para escuchar a Dios. Si cuando estamos leyendo, se produce una visita de Dios, abandonémonos a Él. Al orar hay algo que nos "llama", una idea en la que sentimos la necesidad de profundizar. Para profundizar volvemos a la idea para verla en todos sus aspectos hasta que llegue a sernos personal, hasta que la hagamos propia. Esta idea mueve nuestra voluntad, nuestra capacidad para el amor, el deseo y el afecto. Esta oración debe terminar con un propósito de vida de acuerdo a las ideas en las que hemos profundizado en compañía de Dios.

Contemplación del Evangelio:

Consiste en leer un pasaje del Evangelio, contemplarlo, saborearlo y compararlo con nuestra vida, tratando de ver qué es lo que debo cambiar para vivir de acuerdo a los criterios de Cristo. Al leer el Evangelio nos vamos a familiarizar con los gestos y las palabras de Cristo, y a comprender su sentido. Poco a poco iremos cambiando nuestra mentalidad y nuestra conducta de acuerdo a los criterios del Evangelio. Comparamos nuestro actuar en la vida con la vida de Jesús en el Evangelio. Se trata de mirar a Jesús más que mirar el pasaje del Evangelio, escuchar su Palabra. Al orar de esta forma, hemos pasado de la reflexión que se detiene a mirar en cada punto a un mirar simplemente a Cristo. Para ponerlo en práctica se necesitan seguir los siguientes pasos:

a) Ponernos en presencia de Dios y ofrecerle nuestra oración. Leer lentamente la escena del Evangelio para tener una visión rápida de conjunto, del lugar donde sucede. Por ejemplo, en Belén, en el templo de Jerusalén, etc. Después pedirle a Dios que adquiramos un conocimiento más hondo de Jesús para amarlo más y poderlo servir mejor.

b)Volvemos sobre el pasaje evangélico y vemos las personas y:
- Vemos a los personajes que hablan y actúan en el pasaje. Fijarnos en cada uno en particular viendo primero su exterior para luego contemplar sus sentimientos más íntimos, sean buenos o malos. Sacar algún fruto personal.
- Después escuchamos las palabras: Penetrar en su sentido, poner atención a cada una de ellas. Algunas palabras las podemos escuchar dirigidas a nosotros personalmente. Sacar un fruto personal.
- Como tercer punto, consideraremos las acciones: seguir las diversas acciones de Jesús o de las demás personas. Penetrar en los motivos de tales acciones y los sentimientos que los han inspirado. Sacar algún fruto personal, recordando que la oración nos debe llevar a la conversión de corazón.

c) Terminar platicando con Jesús o con su Madre la Santísima Virgen María acerca de lo que hemos descubierto.

Oración sobre la vida cotidiana:

Dios está presente en nuestra vida. Los acontecimientos de la vida son un camino natural para entrar en contacto con Dios. Es necesario buscar la presencia de Dios en nuestra vida y descubrir qué es lo que Dios quiere de nosotros. Esta búsqueda y este descubrimiento son ya una oración. Estar atentos a lo que Dios quiere de nuestra vida es hacer oración y nos invita a colaborar con Él. De esta "mirada" sobre mi vida nacerá el asombro, el agradecimiento, la admiración, el dolor, el pesar, etc. De esta manera nuestra vida entera será una oración.

Contemplación:

Se le conoce también como silencio en presencia de Dios. Este es el punto donde culminan todos las formas de orar de las que hemos hablado con anterioridad. Es el momento en que se interrumpe la lectura, o se deja la reflexión sobre un acontecimiento, una idea o un pasaje del Evangelio. Se da cuando ya no hay deseos de seguir lo demás, se ha encontrado al Señor con toda sencillez, después de recorrer un camino. Hemos experimentado interiormente que Dios nos ama a nosotros y a los demás. Es guardar silencio en presencia de Dios con un sentimiento de admiración, de confusión, de gratitud, cuando nos sentimos invadidos por la grandeza de Dios y su amor hacia nosotros y nos ofrecemos a Él.
La oración contemplativa es mirar a Jesús detenidamente, es escuchar su Palabra, es amarlo silenciosamente. Puede durar un minuto o una hora. No importa el tiempo que dure ni el momento que escojamos para hacerla.
Para tener una oración contemplativa, debemos:

a) Recoger el corazón: Olvidarnos de todo lo demás, encontrándonos con Él tal y como somos, sin tratar de ocultarle nada.

b) Mirar a Dios para conocerle: No se puede amar lo que no se conoce. Al mirarlo debemos tratar de conocerlo en su interior, sus pensamientos y deseos.

c) Dejar que Él te mire: Su mirada nos iluminará y empezaremos a ver las cosas como Él las ve.

d) Escucharle con espíritu de obediencia, de acogida, de adhesión a lo que Él quiere de nosotros. Escuchar atentamente lo que Dios nos inspira y llevarlo a nuestra vida.

e) Guardar silencio: Silencio exterior e interior. En la oración contemplativa no debe haber discursos, sólo pequeñas expresiones de amor. Hablar a Jesús con lo que nos diga el corazón.  
¡Comenzar con la oración de hoy!

Ponerse en presencia de Dios

-Ponte en presencia de Dios
-Date cuenta de que Él está allí; Él te mira, te conoce, te penetra con su luz
-Date cuenta de que todo esto es muy importante porque orar es unirse con Dios que está presente delante de nosotros en estos momentos...
-Si no se establece esta relación de unión con Dios, no es oración cristiana

La oración se inicia con una invocación al Espíritu Santo

-Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
-Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la tierra.
-Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Actos preparatorios

Acto de fe:
Señor, creo que tu estás aquí, dentro de mí. No te veo, ni te oigo, ni te siento, pero creo que sí estás realmente aquí. No hay ningún rincón de mi cuerpo o de mi alma escondido para ti, pues tu me penetras totalmente con la luz de tu inteligencia. Creo todo lo que tu me enseñas por medio de tu Palabra y por medio de la santa Iglesia Católica.

Acto de esperanza:
Confío en tí, Señor. Sé que miles de personas confían en otras cosas como dinero, prestigio, posición social, sus propias cualidades.... Pero yo confío únicamente en ti. Sé que nunca me vas a fallar y que siempre eres fiel. Espero en ti para la salvación de mi alma y que me darás todo lo necesario para alcanzar la vida eterna.

Acto de caridad:
Te amo, Señor, porque eres infinitamente amable. Quiero amarte con toda mi inteligencia, con toda mi voluntad, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Quiero amarte como tú me amaste, con un amor hecho de esfuerzo y entrega. Te ofrezco esta meditación como una manifestación de mi amor. Quédate conmigo durante la meditación y durante toda mi jornada.

Acto de humildad:
Me doy cuenta, Señor, que no soy nada. Soy lo que soy delante de tí. No soy más porque los hombres me alaben, o menos porque me vituperen. Ayúdame a darme cuenta de mi miseria física, moral y espiritual. Si produzco fruto en mi vida es porque tú me das tu gracia. Perdóname mis pecados, que son muchos. He traicionado tu amor tántas veces...

Acto de entrega:
Yo me consagro una vez más a tí, Señor. Aquí tienes mi boca para hablar las palabras que tu quieres que hable; tienes mis pies para llevarme a donde tú quieres que vaya; tienes mi mente para que piense lo que tu deseas que piense. Te ofrezco mi corazón para que tú ames en mí a todos los hombres con los cuales me encuentre hoy.

Acto de gratitud:
Te agradezco, Señor, por haberme creado, por haberme llamado a la fe católica. Te agradezco especialmente por todas las veces que me protegiste y no me dejaste caer en pecado. Te agradezco, de antemano, el fruto que deseo sacar en esta meditación.

Escoge el Evangelio o la Reflexión de hoy para comenzar tu oración:
El evangelio meditado
Despedida y palabras de aliento
Juan 14, 27-31. Pascua. Cristo nos trae una paz profunda, aquella capaz de dar una tranquilidad profunda en mi corazón .

Reflexión para hoy
El amor de María llena nuestro corazón
Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?







Programa de vida espiritual

Programa de vida espiritual

Todos las personas estamos llamadas a la santidad, Dios nos llama a la perfección, Cristo nos lo dice claramente: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto".

Estas son palabras que no dejan duda alguna. Todos los creyentes, independientemente de nuestro estado o condición de vida, tenemos que ir creciendo para alcanzar la plenitud de la vida cristiana.

Sería bueno pensar en cómo se encuentra nuestra vida cristiana para luego emprender el camino hacia la perfección.

Este crecimiento nos puede parecer muy difícil, pero tenemos los medios necesarios:

Algunos de ellos son esenciales, tales como:

  • la lucha contra el pecado,
  • estar alertas para no caer en tentaciones,
  • acudir a los sacramentos frecuentemente, ya que la vida sacramental nos fortalece;
  • las buenas obras, que nos alcanzan méritos allá en el cielo;
  • la oración, ese diálogo con Dios en donde se pueden encontrar las fuerzas necesarias y pedir aquellos dones que nos hacen falta,

    Además de los esenciales, tenemos otros medios, los secundarios. Que pueden ser internos, entre los cuales encontramos:

  • la presencia de Dios en nuestra alma,
  • el examen de conciencia para conocer nuestras debilidades o fallas,
  • tener el deseo de alcanzar la perfección,
  • estar conformes con la voluntad de Dios, es decir, aceptar Su plan para mi, por muy difícil que sea,
  • ser fieles a la gracia recibida,
  • mejorar el propio temperamento,
  • trabajar en la formación del carácter.

    Luego, tenemos los medios externos:

  • la lectura espiritual, mediante la cual podemos ir conociendo nuestra fe,
  • el círculo de amistades, hay que saber escogerlas bien,
  • la dirección espiritual cuando sea posible,
  • el servicio a los demás y
  • el plan o programa de vida.


    Es importante tener un plan de vida que nos ayude a crecer, en todas las áreas potenciales de nuestra vida, ya que es un deber utilizar y sacar el mejor provecho de nuestros talentos, para que a la hora de dar cuentas, podamos responder con resultados objetivos sobre esos dones.

    ¿Qué es un programa de vida espiritual?

    Es un plan de acción que te ayuda a crecer integralmente, atacando directamente aquellos puntos que te impiden llegar a realizarte en plenitud.

    ¿Qué se necesita para realizarlo?

    1. Interés por mejorar

    2. Conocimiento profundo de tu personalidad, detectando las manifestaciones de soberbia y sensualidad

    3. Un asesor o guía espiritual de confianza (sacerdote, religiosa...)para que te ayude a encontrar con mayor exactitud las manifestaciones de la soberbia y la sensualidad y poder poner medios concretos para aprovechar y encaminar esas manifestaciones.

    4. Tiempo para hacer una evaluación semanal o quincenal del programa de vida.

    5. Un formato


    Formato de un Programa de vida

    Para un mayor conocimiento de nuestra persona dividimos el programa de vida en dos grandes apartados:

    I. El Análisis: El “SOY” junto con las acciones que realizo.

    II. Los medios concretos de crecimiento: El “DEBO SER” junto con las acciones que quiero hacer


    I. Análisis

    1. Con Dios:
    Vida de Oración
    Vida de gracia
    Vida sacramental
    Compromisos con mi parroquia, al movimiento que pertenezco, etc.

    2. Con los demás:
    Familia (-Esposo(a), hijos...-Papás, hermanos...)
    Amigos
    Novio(a)

    3. Conmigo mismo:
    Trato
    Autoestima
    Crecimiento humano


    II. Medios de crecimiento

    1. Con Dios:
    Vida de Oración
    Vida de gracia
    Vida sacramental
    Compromisos con mi parroquia, movimiento al que petenezco, apostolado, etc.

    2. Con los demás:
    Familia (-Esposo(a), hijos...-, -Papas, hermanos...)
    Amigos
    Novio(a)

    3. Conmigo mismo:
    Trato
    Autoestima
    Crecimiento humano


    Una vez hecho este análisis se busca a una persona (algún santo actual, incluso es recomendable la persona de Jesucristo o la de María) que me impulse a seguir tras ese ideal alcanzable; se busca también un lema que le motive a seguir adelante, cuando se presenten momentos de lucha o de dificultad...

  • Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net