jueves, 11 de abril de 2013

Católicas por el derecho a decidir

Comunicado acerca de la responsabilidad de los católicos de anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la vida

Anunciar, celebrar y servir el Evangelio


La Iglesia, tiene como misión fundamental la evangelización, es decir, anunciar a Jesucristo, Palabra de vida que nos dice: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10, 10), y "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos" (Jn 15, 13). Nos da el mandato nuevo del Amor cuyo signo palpable es el cumplimiento de los demás mandamientos: "Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor" (Jn 15, 10). Para Jesús, la experiencia más liberadora es precisamente el cumplimiento de la voluntad de su Padre: " "Yo tengo para comer un alimento que vosotros no saben... Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra"" (Jn 4, 32-34)

Con respecto a este Evangelio de la Vida, para los verdaderos discípulos de Cristo en el seno de la Iglesia católica, "el compromiso al servicio de la vida obliga a todos y cada uno", 1 lo cual implica la responsabilidad de " hacerse cargo " de toda la vida y de la vida de todos", 2 pero sin pretender tener la exclusividad pues " la defensa y la promoción de la vida no son monopolio de nadie, sino deber y responsabilidad de todos". 3

Ante el hecho de que en los medios de comunicación social se ha difundido el que un Centro de Derechos Humanos en México ha concedido un "premio nacional de derechos humanos" a la institución que se autonombra "Católicas por el derecho a decidir", y dada la alusión que se hace a la Iglesia católica, a su doctrina y Magisterio sobre el Evangelio de la Vida, en nuestra Comisión Episcopal de Pastoral Familiar vemos necesario y oportuno comunicar lo siguiente con el fin de aclarar cualquier confusión que pudiera darse entre el pueblo católico en México y en la opinión pública.

Hemos visto que en su pretendida interpretación, la mencionada agrupación "católicas por el derecho a decidir" significa más específicamente "por el derecho a abortar", lo cual es completamente contrario y contradictorio con la auténtica enseñanza de la Iglesia católica, en donde se afirma sin lugar a dudas que el aborto es un "crimen nefando", es ir claramente contra el mandamiento: "No matarás". Afirmamos, por tanto, que ningún católico tiene el derecho a "decidir" matar a una persona concebida en el vientre de su madre. Además, la persona que realiza o colabora a un aborto, y éste se consuma, queda automáticamente en excomunión.

Consideramos contradictorio también el hecho de que sea un centro de derechos humanos el que haya decidido conceder este "premio" o "reconocimiento" a un grupo que pretende atribuirse el derecho a destruir la vida de un ser humano inocente y débil, confiado por Dios a su madre y a su padre y a la responsabilidad de todos: médicos, enfermeras, abogados, legisladores, autoridades, instituciones, a todos. Vemos que se concede un premio a quienes pretenden el "derecho a decidir" que se destruya el primero de los derechos del ser humano: la vida. Por otro lado, este derecho a la vida y todos los demás derechos de la persona humana concebida, acaba de ser reconocido clara y definitivamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de modo que todo apoyo al aborto, directa o indirectamente, en México, se sitúa fuera del orden constitucional, pues vendría siendo la decisión contra el derecho primario y básico a vivir por parte de la persona concebida, aun cuando, recurriendo a los eufemismos, se pretenda llamarlo "derechos al bienestar, a la salud sexual y reproductiva de las mujeres".

"El Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio". 4 No se contradice a sí mismo y tampoco se puede dar una contradicción en su difusión y enseñanza fiel y auténtica. Por eso, si bien esto implica a todo fiel bautizado, afirmamos que de manera especial involucra a los sacerdotes, consagradas y consagrados, miembros de sociedades de vida apostólica, evangelizadores y catequistas: ninguno de ellos debe enseñar algo diferente a la doctrina de la Iglesia católica contenida en la Sagrada Escritura, su Tradición y Magisterio. Declaramos por tanto que ningún obispo, sacerdote, consagrada y consagrado en la plena comunión con la Iglesia católica, comparten o pueden compartir los puntos de vista de las "católicas por el derecho a decidir". Si alguno lo hiciera, rompe por ello mismo esta comunión y no puede llamarse católico.

Pensamos que algunas expresiones de la cultura de la muerte como el aborto, son efecto de una situación más profunda: la ausencia de Dios en la vida de la persona. Cuando Dios se eclipsa en la vida del hombre, el hombre mismo termina eclipsándose y apartándose de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Invitamos a todos, personas e instituciones, a una conversión al Evangelio de la Vida, es decir, a un cambio de mentalidad, de actitud y de conducta. 5

Ahora bien, cuando como Iglesia católica optamos firmemente por la promoción y defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural, "no se trata de imponer a los no creyentes una perspectiva de fe, sino de interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza misma del ser humano". 6

Que Jesucristo, Palabra de Vida, nos ayude a anunciar, celebrar y servir el Evangelio del matrimonio, de la familia y de la vida. Él que ha hecho suya la suerte de los más débiles nos ayude a valorar el don de la vida en todos sus momentos y condiciones. Que María de Guadalupe, modelo y espejo de la mujer que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica proteja a nuestras familias, a toda vida y toda la vida.

+ Mons. Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Matehuala
Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar



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