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Institución de los 
Sacramentos
  Todos los sacramentos fueron instituidos por Cristo. Él 
determinó la gracia y el signo sensible correspondiente para cada uno de ellos. 
Esto fue definido por la Iglesia en el Concilio de Trento como verdad de fe. 
  Los sacramentos instituidos por Cristo fueron siete, ni más, ni menos. 
Todos ellos corresponden a las diferentes etapas de la vida de un cristiano: 
nacimiento, crecimiento, curación y la misión que cada cristiano tiene  Y en cierto modo, existe una semejanza 
entre las etapas de la vida natural y la vida espiritual (Cfr. S. Tomás de 
Aquino, S.Th. 3, 65, 1).
  Aunque en ninguna parte de la Biblia encontramos 
un texto que hable de todos ellos juntos, encontramos diferentes pasajes que 
hablan de ellos de manera clara y explícita: “ Id, pues, y haced discípulos a 
todas las gentes buatizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo”. (Mt. 28, 29). “Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la 
Buena Nueva a toda la Creación. El que crea y sea bautizado, se salvará, el que 
no crea, se condenará.” (Mc. 16, 15-16). “Respondió Jesús: En verdad, en verdad 
te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios” 
(Jn.3,5).
  Confirmación: “Entonces les imponían las manos y 
recibían el Espíritu Santo”. (Hechos 8, 17; 19, 6). Eucaristía: 
“Mientras estaban comiendo, tomó Jesús el pan, y lo bendijo, lo partió, y 
dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad, comed, este es mi cuerpo. Tomó luego 
una copa y, dadas las gracias se la dio, diciendo ‘Bebed todas de ella’.” (Mt. 
26, 26-27). “Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se 
lo dio y les dijo: ‘Tomad, éste es mi cuerpo’”. (Mc, 14, 
22) Reconciliación: “Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra 
quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado 
en el cielo”. (Mt. 18, 18). “A quienes les perdonéis los pecados, les quedarán 
perdonados; a quienes se los retengáis , les quedaran retenidos”. (Jn. 20, 
23) Unción de los Enfermos: “expulsaban a muchos demonios, y ungían 
con aceite a muchos enfermos y se curaban” .(Mc. 6, 13). “¿Está enfermo alguno 
entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le 
unjan con óleo en el nombre del Señor”. (Sant. 5, 14) Orden 
sacerdotal: “No descuides el carisma que hay en ti, que se comunicó por 
intervención profética mediante la imposición de manos del colegio de 
presbíteros”. (1Tim 4, 14)  Matrimonio: “De manera que ya no son dos , 
sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre”. (Mt. 
19, 6). “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, 
y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo con respecto a 
Cristo y a su Iglesia”. (Ef. 5, 31-32)
 
  División de los 
Sacramentos
  Sacramentos de Iniciación: son los que ponen los 
fundamentos de la vida cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía. “La 
participación en la naturaleza divina que los hombres reciben como don mediante 
la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el 
sustento de la vida natural. En efecto, los fieles que han renacido por el 
Bautismo, se fortalecen con el Sacramento de la Confirmación y finalmente, son 
alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y así por los 
sacramentos de iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los 
tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad”. ( Catec. 
no. 1212)
  Sacramentos de Curación: son los que curan, así como 
Cristo, médico de cuerpo y alma curó y perdonó durante su vida terrena y quiso 
que la Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación 
y de salvación. Esta es la finalidad de la Reconciliación y la Unción de los 
Enfermos. (Cfr. Catec. no. 1421)
  Sacramentos al Servicio de la 
Comunidad: los sacramentos de Iniciación fundamentan la vocación a la 
santidad y la misión de evangelizar al mundo. El Orden y el Matrimonio, son los 
que van ordenados hacia la salvación de los demás. Ayudan a la salvación 
personal, pero ésta se logra por medio del servicio a los otros. (Cfr. Catec. 
no. 1533 – 1534).
 
 
  La Validez de los Sacramentos
  Un 
sacramento “válido” es aquél en que en su administración y/o en su recepción, 
realmente “ha habido sacramento”. Ejemplo de un sacramento inválido en su 
administración – no hubo sacramento - sería que se bautizara a alguien cambiando 
la materia, es decir, el agua, por cualquier otro líquido. Un ejemplo en cuanto 
a su recepción, sería inválido – no se recibiría – cuando alguien que no creyera 
en los fines y propiedades del matrimonio simulara casarse.
  También en 
todo sacramento existe el concepto de licitud, que es un sacramento válido, que 
se ha administrado lícitamente y se ha recibido con todas sus condiciones y por 
ello, produce todos sus efectos. Como ejemplo de ilicitud en su administración, 
podríamos pensar en un sacerdote, que no tiene permiso de consagrar, pero lo 
hace de todos modos. Así mismo, cuando un sujeto recibe algún sacramento de 
vivos, estando en pecado mortal, se recibe el sacramento ilícitamente, porque no 
está cumpliendo con el requisito de estar libre de pecado. Ej: Cuando se recibe 
la Confirmación o el Matrimonio en pecado grave es válido, pero ilícito, puesto 
que, falta el requisito de estar en estado de gracia. En el caso de la 
Eucaristía y del Orden sería inválido, pues es condición el estar libre de 
pecado mortal. 
 
 
  
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