Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que salía de adentro y le decía: "Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal, después de que salgas la puerta se cerrará para siempre, por lo tanto aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal...". La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro, por las joyas, puso al bebé en el piso y empezó a juntar ansiosamente todo lo que podía, en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente: "Tienes sólo cuatro minutos..." Agotados los cuatro minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró, recordó entonces que su bebé quedó adentro y la puerta estaba cerrada para siempre... La riqueza duró poco y la desesperación toda la vida.
Lo mismo
ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo, y
una voz siempre nos advierte "no te olvides de lo principal"... Y lo principal
son los valores espirituales, la oración, la familia, los amigos, la vida. Pero
la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo
principal siempre lo dejamos de lado... Así agotamos nuestro tiempo aquí y
dejamos a un lado lo esencial: "Los tesoros del alma" . El tiempo pasa; ¡ la
eternidad se acerca !
"No te prometo
la felicidad ni aquí ni ahora..." decía Nuestra Señora a Santa Bernardita en
Lourdes, la cual sufrió mucho, pero amando a Nuestro Señor Jesucristo, jamás nos
olvidemos que la vida en este mundo pasa rápido, que la muerte llega, y cuando
la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las
lamentaciones. Ahora es la misericordia. no quites tus ojos de lo más importante
que es Dios, de su amor hacia nosotros, (expresado, de modo especialísimo, en el
santo sacrificio) de mostrar verdadero amor hacia los demás...(por Dios) y no
desvíes tu vista ni pierdas tu tiempo en cosas de valor pasajero...
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